2.7.18

Hablar en público se aprende

Emprender es también invertir en tu formación, es aprender a ser mejor y a poder ofrecer unas habilidades que te sean más fáciles de vender en tu propio currículo. No estás vendiendo tu trabajo, que también, te estás vendiendo tú mismo, aunque esto suene a algo horroroso. Y si no lo haces tú, no te preocupes, lo hará otro candidato que será quien al final te ganará en la selección laboral. Por eso saber hablar en público es muy importante hoy en día.

Por ello debes dominar todas esas habilidades que hoy son necesarias para vencer a tus contrincantes, entre las que se incluye aprender a hablar en público, aunque sea solo ante un par de personas que te estén entrevistando. 

No temas emplear o escuchar este idioma casi guerrero que estoy empleando en este texto. Estamos hablando de tu futuro y del de tu familia.

Tienes que aprender a hablar en público con soltura, con voz bien vocalizada y clara, suave pero contundente cuando sea necesario, que comunique bien tanto con la voz como con los gestos, que con la mínima cantidad posible de palabras diga la mayor cantidad posible de conceptos e ideas. Practica mucho, grábate, escucha tus intervenciones, controla los nervios, sé positivo y no te emociones excepto cuando hay que emocionar a los que te escuchen, empieza hablando con algún impacto que atraiga la atención de todos, no aburras, y si es una intervención tipo conferencia divide tus discursos en tres bloques, cada uno de ellos con una sola idea fuerza.

Aprende a ser honesto contigo y con los demás. A veces un NO es mucho mejor que un SI. Debes confiar en tus posibilidades, no aumentarlas, pero no minusvalores tus posibilidades de salir de cualquier entuerto que te pudiera surgir. Por ejemplo una pregunta complicada ante tus explicaciones o una respuesta comprometida ante una pregunta personal

Escucha intervenciones de otras personas, aprende de ellos, selecciona qué tipo de intervención encaja mejor por tu propia forma de ser, lo que mejor vaya a tu personalidad. Habla pero deja que te pregunten, que los demás puedan intervenir…, y escucha. Aprende a escuchar activamente. Nadie nace sabiendo hablar en público, todos aprendemos.

22.6.18

De quién son las ciudades, nuestras ciudades?

Una de las dudas que nos deberíamos estar preguntando con urgencia, pero no tanto para encontrar una respuesta, como para reflexionar sobre la pregunta y así intuir por donde van las decisiones que a veces no entendemos pero que nos afectan y mucho es:

¿De quién son las ciudades, nuestras ciudades?

Hoy las ciudades crecen de forma arbitraria, mucho más de lo deseado, se trocean y se venden a grandes corporaciones según su capacidad de negocio, se cambian e intercambian barrios, para optimizar los beneficios económicos de inversores que incluso podrían no haber estado nunca en esas ciudades, se juega con el factor turismo, el comercial, el cultural, el de ocio, el de comodidad, el de planificación y siempre en el mayor de los ámbitos de beneficio empresarial posibles.

Pero además los centros urbanos están muy vigilados, los barrios también. Los transportes públicos tienen en su interior cámaras de vídeo, y en las calles te vigilan decenas de ellas. Las calzadas son de los coches que nadie sabe de dónde viene. Los aparcamientos en superficie están llenos, los bares nos ocupan las aceras con mesas y sillas, los comercios compran esquinas si son rentables en beneficio industrial, sin que nada de esto sea analizado si es beneficioso para los habitantes que viven en esos espacios.

Los barrios se planifican sobre el papel mucho antes de que una primera persona piense en ir a vivir allí. Se empieza a edificar pensando en el beneficio a largo plazo, posiblemente iniciando las obras en los espacios más lejanos al desarrollo final del barrio. Se diseña el tipo de vecino que se quiere para la zona, y se estudia su capacidad de compra en su zona cercana para diseñar locales comerciales o piscinas comunitarias o espacios verdes.

Que tengamos un buen o mal sistema de transporte urbano depende de lo que decidan hacer con el barrio donde vives grandes corporaciones inmobiliarias, que pueden diseñar trazados urbanos en el tiempo, y sin saltarse para nada ninguna ordenanza urbanística de los ayuntamientos. Su capacidad para desarrollar zonas o micro zonas es la mejor herramienta para obligar a crear servicios. Ellos mueven a las personas. 

Los servicios tienen que ir detrás y con ello la calidad de nuestra vida en la ciudad, en nuestro hogar. Dónde compramos, qué servicios tenemos, si están cerca o lejos, quienes son nuestros vecinos, de qué color es el barrio que nos envuelve, cuantos árboles nos corresponde o cuanta distancia tenemos hasta el colegio de nuestros hijos o hasta el ambulatorio médico, qué tipo de libros hay en la biblioteca pública más cercana.

Por eso debemos preguntarnos otra vez:

¿De quién son (de verdad) las ciudades?