30.5.18

Nuestro futuro laboral y vital es nuestro. Trabajemos por mejorarlo

Como bien dice Ros en esta viñeta, muchas veces tenemos la sensación de que el futuro pasa muy cerca pero no quiere parar donde nosotros estamos. Tenemos todo lo necesario, la estancia, la formación, las ganas, las mochilas cargadas de buenos deseos, pero la diligencia de la vida pasa de largo y sin parar.

Una de las consignas más sencillas sería que hay que moverse. La suerte, el trabajo, las posibilidades se mueven, pero muchas veces nosotros no nos movemos, no estamos en la línea correcta por donde pasa la diligencia de la vida. 

No siempre es fácil adivinar los caminos del futuro, pero en cambio sí es sencillo adivinar por dónde NO va a pasar la diligencia que nosotros tenemos que coger. Quedarnos allí y quietos garantiza que no seremos capaces de cogerla.

Hoy es necesaria una formación amplia, pero también especializada.

Es muy útil “estar”; es decir, ocupar los espacios que en cada momento sean los más eficaces para que te vean esperar y con la maleta llena de formación y ganas.

Es importante tener movilidad geográfica pero sobre todo mental. Nunca ha sido bueno tener una sola velocidad, aunque fuera muy buena. Siempre se demandan personas ágiles con varias velocidades según los momentos que nos tocan vivir.

Hoy es imprescindible conocer bien el inglés y empezar a dominar algo de un tercer idioma. Pero también saber hablar en público, saber defender tus propias ideas, entender de la importancia de vender, saber hacer proyectos y crear cronogramas válidos, tener empatía.

No, no se piden super personas, se pide lo que se necesita. Y a cambio debes estar SIEMPRE atento a ver las salidas mejores para ti.

Para los empresarios ninguna persona es fundamental. Para los trabajadores ninguna empresa es fundamental. 

Estos tiempos son así para ambas partes. Hay desigualdad, sin duda sale perdiendo el trabajador como siempre, pero debemos saber capearla a costa muchas veces de seguir aprendiendo y no olvidarnos que el autoempleo de calidad normal (no el esclavista) es una posibilidad.

29.5.18

Los robot contra los trabajadores. Es inevitable

Ya sé que la máquina que vemos a la izquierda la habéis visto en algunos locales de comida rápida. Es simple de manejar, es eficaz, y resta puestos de trabajo. Incluso del trabajo que se pagaba menos, el de trabajador de una empresa de comida rápida. Pero nos hace gracia y la utilizamos. 

En pocos meses es posible que ya no podamos pedir comida en un mostrador. Ya no se paga con dinero, sino con tarjeta por obligación. Esto sucede incluso en algunos bares de barrios en ciertas ciudades como New York donde una café se tiene que pagar con tarjeta por obligación. Y están llenos de clientes.

Incluso es muy posible que en poco tiempo mientras esperamos nuestro turno para ser entregada la comida, sea otra máquina quien abra una compuerta y nos entregue la bandeja con todo lo pedido en la máquina anterior. No veremos a personas, si acaso a otros clientes.

Dentro del local y de momento, las personas que trabajan ponen las patatas en una freidora, y meten la comida en cajitas, tras sacarla de otras cajitas que las han elaborado a mucha distancia unas máquinas automáticas que trabajan con pollos enteros, carne entera que pican, pan congelado y salsas diversas. Es la automatización del trabajo. Nunca se equivocan ellas. Si acaso se averían.

Nuestros enemigos ya no son la globalización, no lo es la deslocalización del trabajo hacia mercados más baratos. Es la automatización robótica del trabajo. Y que no nos cuenten mentiras. 


Nunca los robot mandarán sobre las personas. Mandarán sobre los trabajadores, que es diferente. 

Vienen a quitarnos nuestros puestos de trabajo, pero seguirán siendo esclavos de seres humanos que los programan, los enchufan o los apagan.

La nueva economía no busca el bien común ni la subsistencia de la sociedad, pues cree que todo se organiza alrededor del Mercado que es el Gran Dios. 


La sociedad sobrevivirá al mercado del trabajo robótico, simplemente porque el mercado se adaptará a su NO destrucción

Pero en el camino quedarán muchos seres humanos desplazados, y unos pocos con unas ganancias todavía mayores de las actuales.

Se necesita a la sociedad como consumista. Ya no como productora. Por eso somos necesarios.

Antes en un pueblo de ¿Soria? un agricultor tenía dos hectáreas de cereal y vivía con su familia más la huerta y los animales. Hoy un agricultor medio puede (necesita) trabajar 200 hectáreas para poder rentabilizar bien sus inversiones y horas de trabajo. 


Emplea una poca de mano de obra barata, está atado a multinacionales que le tienen que vender las semillas y comprar sus productos, y como no es propietario de tantas hectáreas, paga a vecinos que tienen pequeños campos, para alquilarlos e ir sumando parcelas que unifica.

Hemos automatizado la producción, la hemos rentabilizado, pero hemos creado grandes empresas multinacionales que viven del trabajo de otros, vendiendo y comercializando incluso con productos que ni tan siquiera se han sembrado. 


Es otra forma de automatizar pero aumentando los beneficios para los que controlan los procesos. Los agricultores ganan para sobrevivir, y los consumidores compran lo que les venden al precio que les marcan en los lineales.