7.3.18

Slum, favelas, chabolas, tugurios. Barrios antisociales

Los podemos llamar SLUM o barriadas de tugurios, chabolas o favelas. Todo son los mismos tipos de barrios, estén en la parte del mundo que estén. Barrios enteros y cerrados, llenos de infraviviendas, que sin quererlo forman un urbanismo descontrolado que afecta al conjunto de la ciudad donde se asientan. Porque inevitablemente estos barrios necesitan de una gran ciudad para formarse y sobrevivir. Son la denigración social de la propia ciudad, el parásito inevitable cuando una sociedad no atiende a sus problemas sociales.

Estos barrios que crecen sin control se forman en terrenos baldíos de las afueras de las grandes ciudades y no cuentan con ningún tipo de servicio básico, como agua potable, electricidad, servicios sanitarios o recogida de basuras. por ello la acumulación de basura y la ausencia de aseos o letrinas convierte a estos barrios en peligrosos focos de cultivo de muy diversas enfermedades. Los voluntarios que entran para ayudar son auténticos héroes sociales.

El abandono escolar, la falta de integración social al no ser admitidos sus habitantes por el resto de la población, la malnutrición o el alcoholismo, convierten a estos lugares en muy peligrosos pues sus habitantes necesitan sobrevivir como sea. Peligros y violencias que se dan principalmente dentro de los propios barrios, contra los más débiles, contra las mujeres, pues el alcohol fabricado de forma casera es una constante que se une a la falta de formación social, ocupación y trabajo.

Son además viviendas construidas con materiales de desecho, incapaces de garantizar seguridad o una temperatura lógica en su interior, en zonas que no sirven para asentar una ciudad, orillas de ríos o de líneas de trenes, montañas en fuertes cuestas, zonas inundables, etc. 

Se calcula que unos 1.000 millones de personas en el mundo vive en 2018 dentro de estos barrios inhumanos.

En Mumbai (India), hay un “slum” con una población entre 600,000 y un millón de personas. En Kibera, un suburbios de Nairobi (Kenia) viven entre 700.000 y un millón de personas con solo 50 aseos públicos por los que hay que pagar para usarlo. En Río de Janeiro (Brasil) se calcula que hay unas 300 zonas de favelas diferentes, mucho más pequeñas de tamaño que los slum africanos o asiáticos. Una cantidad que ya se ha duplicado. Pero asentamientos ilegales de tamaño pequeño o mediano hay en todas las ciudades europeas. En todas.

Es verdad que la sociedad mundial —más en las ciudades que lo sufren con dureza— están tomando medidas para resolver estos problemas. Y que en este siglo ha bajado el porcentaje de habitantes de estas ciudades que viven en los barrios marginales. Pero no ha bajado el número final de personas, pues son ciudades que crecen de forma descontrolada. Y las inmigración lleva a los nuevos habitantes a ocupar los slum y las infraviviendas que se van quedando vacías.

Mientras 8 personas en este mundo actual tengan la misma riqueza que 3.600.000.000 de personas, no tenemos solución. ¿No sería lógico por el mantenimiento de la sociedad actual, trabajar mucho más por la dignidad de estos millones de personas? Pero por puro egoísmo social, para evitar males mayores.


Zaragoza ciudad de contrastes sociales

Las ciudades se han convertido precisamente en ciudades plurales, mucho más plurales con la crisis cíclica (o sistémica) desde el 2008. Una ciudad es cada vez más la suma de varias formas de vivir en la ciudad, de varios tipos de sociedades dentro de la misma ciudad. Durante las décadas anteriores la pobreza y la riqueza se iba acercando hasta hacerla algo menos contrastada. Con esta crisis y sus malas soluciones, los ricos o se han mantenido o han ascendido en sus ingresos, mientras que los trabajadores y los que ya eran pobres han visto perder su poder adquisitivo, de consumo y ahorro, adentrándose acercándose a la pobreza.

Esto supone para las ciudades un contraste acentuado pues por una parte hay barrios que envejecen y no se produce el recambio de la sociedad ni tampoco de sus viviendas y servicios, mientras que surgen otras zonas con atractivos para las personas con más ingresos, o más jóvenes, con nuevos servicios y calidades de vida.

Vamos a ver algunas pinceladas de una ciudad mediana, Zaragoza, y que nos viene muy bien para entender algo más todo esto que explico.

Por una parte tenemos (arriba) un mapa con el envejecimiento de las diferentes zonas de la ciudad. Claramente además del centro de Zaragoza hay barrios considerados “viejos” por la edad de sus habitantes. Y a la vez hay barrios totalmente jóvenes, donde el color amarillo predomina totalmente. Las ciudades se van moviendo constantemente, y esto además de saberlo los sociólogos lo saben los constructores y promotores de viviendas. Los barrios viejos en unas décadas se volverán amarillos mientras que los amarillos serán naranjas.

Si no se produce recambio de edificios, en los barrios hoy rojos y que serán amarillos en pocas décadas, el tipo social de vecino será muy distinto al que sería si se hicieran remodelaciones totales de su urbanismo y edificios. O lo que es lo mismo. Como este cambio no se producirá por igual en todos los barrios hoy de rojo, aunque todos se vuelvan amarillos, no tendrán el mismo componente ni de servicios, ni comerciales ni sociales. Excepto que el Ayuntamiento sepa diseñar con FUTURO estos cambios “de color”.


La mala sensación social acompañará en el futuro a estas realidades sociales que distribuyen mal la sociedad de la ciudad.

En el siguiente plano (abajo) de Zaragoza ya vemos las claras diferencias de colores según los ingresos medios de las familias y de las personas. Mientras que la media de renta por persona es en Zaragoza de 11.807 euros, hay Distritos con 9.600 euros de media por persona y otros con 17.950 euros de media. Casi el doble sabiendo que como son medias, dentro de ellas hay ingresos mucho más bajos o bastante más altos.

Pero además estas cantidades tan diferentes (por arriba y por abajo) se concentran claramente en algunos barrios de la ciudad. Tanto en los niveles bajos como en los altos. Hay pues barrios de Clase Alta y barrios de Clase Baja. Y en esta última décadas, las diferencias se han agravado.

Constatamos pues que la ciudad no está haciendo en los últimos años el papel de aplanadora social, de solucionadora de problemas sociales. Y todo esto sucede sin que deseemos darnos cuenta, admitiendo que dentro de las ciudades es normal que haya cada vez más, personas y familias pobres que son más pobres y ciudadanos ricos escondidos en la ciudad para que no les notemos el exceso y que son cada vez más ricos.