6.3.18

Ciudad vertical u horizontal. Debate y reflexión sobre los nuevos barrios

Cuando hablamos de ciudad compacta se nos viene a la mente imágenes de ciudades como New York, ciudades muy verticales, que emplea poco espacio para meter a muchas personas. La verdad es que ese New York que tenemos en el imaginario es parcialmente algo falso. Casi todos estos enormes edificios no son viviendas sino oficinas. Aunque también en las fábricas y en las empresas de servicios hay que trabajar la compactación urbana. Hace casi un siglo ya se inventaron en Barcelona los edificios de varias plantas con fábricas diversas en cada una de ellas, y construidos con las características para ser fábricas en plantas diversas, soportando peso y diseñadas para usos industriales.

Pero volvamos a New York. Que estas enormes construcciones sean oficinas no quita nada a la reflexión. ¿Cuánto espacio ocuparían las mismas empresas en edificios de 4 alturas? Cuanto más espacio se necesitan más distancias recorridas, más y mejores transportes, más coste y sobre todo más tiempo de las personas para desplazarse.

Sigamos allí. En estas calles hay de todo para sus usos, sin moverse excesivamente. Tanto para las empresas de servicios como para los turistas que también ocupan estos espacios con normalidad. Tiendas, lugares de ocio, comercios, museos y zonas verdes. Muchas zonas verdes. Los habitantes de estos espacios tan verticales disponen de toda la calidad de vida de una ciudad horizontal o incluso mucho más. Quién ha visto ciudades horizontales sabe que allí hay pocos comercios, que las distancias para comprar o realizar ocio con más personas son muy grandes y que la soledad en las calles es una constante que a veces incluso asombra a los que venimos de ciudades verticales.

La sostenibilidad de las grandes ciudades es hoy imprescindible.
Y para ello hay que ser capaces de ofrecer las ventajas de las ciudades horizontales, que las tiene, en ciudades diseñadas de forma vertical. Por ejemplo con viviendas de más tamaño y con posibilidades de disfrutar del aire libre en cada edificio, con terrazas comunales o terrazas individuales que nos hagan salir de la vivienda sin dejar de estar dentro del gran edificio.

En la ciudad los ricos son más ricos y los pobres más pobres

Las ciudades siempre han sido el lugar de concentración social, de reparto de posibilidades, de integración cultural y económica, de escaparate donde se cultivan todo tipo de posibilidades de la sociedad. Pero no siempre la distribución de estas oportunidades está ni bien repartido ni con un acceso a un sorteo…, sin trampas.

Siempre la ciudad es también la auténtica máquina que ejerce la diferenciación social, la que actúa de separadora de clases, de distribuidor de las posibilidades, de reparto de poderes. Es pues la ciudad un elemento imprescindible que ejerce de doble rasero. Sirve para repartir, pero decide a quien quiere repartir.

Los ricos y pobres son más ricos y pobres en las ciudades que en los pueblos o localidades pequeñas. Cuanto más grande es una ciudad más ricos son los ricos y más pobres son los pobres. Más posibilidades tienen lo ricos y menos los pobres para poder salir de su pobreza.

Lo que muchas veces no sabemos, y si lo intuimos no lo detectamos con claridad, es que en las ciudades hay zonas de uso exclusivo, sitios excluyentes y clasistas, donde los más ricos se juntan de ricos para seguir siendo ricos sin que lo notemos los demás. Sobre todo si los demás somos pobres o como poco no estamos a “su” altura social.

En una gran ciudad a los pobres los podemos encontrar con facilidad. Los vemos. A los ricos nos cuesta mucho detectarlos. Hay clubs, espacios cerrados, urbanizaciones encerradas, sitios de ocio exclusivos, colegios incluso que son “diferentes”. Los intuimos, pero no los penetramos. Ni nos dejan, pues lo evitan con gran coste en seguridad privada activa o pasiva. Y esto sucede en todas las ciudades grandes. Incluso en las nuestras, en la mía, en la tuya.