21.2.18

Asesor fiscal. Oficio de la inquisición típica española

Si la impuntualidad es un signo español de estos tiempos (y de los anteriores) el concepto de “hecha la Ley, hecha la trampa” es otro drama ancestral en nuestra forma de ser. Incluso creemos que es un detalle positivo pues resuelve muchos problemas pequeños. O grandes.

Si en una sala de reuniones hay sillas para 20, aunque ponga en un cartel capacidad para 20 personas, con llevar cuatro sillas ya caben 24. Y donde caben 24 caben 27. Hasta que llega la inspección, que nunca llega.

Las empresas medianas o pequeñas con ganas, invierten cantidades inmensas en un tipo de colaborador o trabajador autónomo que resulta curioso en Europa. Los mejores, además de cobrar un huevo y la yema del otro, están saturidísimos. Son los asesores fiscales, financieros o legales especializados en empresas, conocidos y reconocidos

Los hay que son auténticos grupos de poder escondido, que se las saben todos, incluido en ese “todas” las formas de lograr créditos desde el mercado Bis y el quedarse con empresas en pérdidas para seguir ganando de "otra forma".

A un asesor fiscal no se le pide que nos lleve la contabilidad o las declaraciones varias de ingresos y gastos, se le pide que nos asesora antes de que sea tarde, de qué debemos hacer para pagar menos al Estado. Da igual qué fórmulas busca el Estado para controlar este Mercado Negro, al asesor se le exige que aprenda a saltarse las normas. Y hay auténticos genios conocidos, que se las saben todas.

Pero también saber despedir con el menor coste posible, presionar a proveedores sin romper la cuerda, hacer intercambios entre empresas o jugar con el almacén o los inmovilizados. Aquí entra todo lo que se puede mover sobre el papel. Hecha la Ley, hay que buscar la trampa.

Si en vez de invertir en buenos profesionales de producción o de gestión de calidad o de control de ventas, nos los gastamos en asesores fiscales, estamos invirtiendo contra nosotros mismos. No crecemos, nos defendemos. Pero eso no lo entienden en muchas empresas del siglo XXI ancladas en principios del siglo XX. Y hay muchas más de las que nos podemos imaginar. Los asesores fiscales no pueden dar servicio a todas ellas. Están a tope.

¿Así espera España ser respetada en Europa? ¿alguien piensa que en Europa no se sabe esto? Sí, en Europa también se hacen intentos, sí, pero el tipo de empresa y de respeto social es muy diferente.

20.2.18

Somos impuntuales. Asquerosamente irrespetuosos

La otra mañana quedé con un compañero político. A las 12 de la mañana era una buena hora. Llegó puntual con 6 minutos de retraso. Tuve suerte. Cuando se llega con 15 minutos de retraso lo normal seria pedir perdón, pero no sonreír  Si se llega media hora tarde lo normal sería no entrar y pedir disculpas al finalizar las reuniones. ¿Para qué sirve entrar 30 minutos después de empezada una reunión? ¿Y lo que se ha hablado antes?

La impuntualidad es algo muy habitual entre algunos españoles. Digo algunos, como pidiendo perdón. Esto es algo que me repatea las tripas e incluso una costumbre que algunas organizaciones tienen como norma y entre los integrantes se la pasan como quien se pasa el marchamo de la personalidad. No es que se pierdan minutos, horas si las multiplicamos por los integrantes. Es que se pierde continuidad, talento. Mientras unos escuchan unas cosas los otros escuchan otras.

Porque además si la reunión es más de una hora, se parte a trozos inconstantes para salir a fumar aleatoriamente. Un caos. ¿No es posible aguantar una hora sin fumar? Pues no participes en nada, por favor. ¿O acaso te importa un huevo lo que dicen durante esos minutos que te vas, junto a esos minutos que estás esperando impaciente para irte, más los minutos que tardas en volver a coger el tema y centrarte?

Cuando hablamos de productividad y de comparaciones con otras sociedades, cuando hablamos que hay que estar menos tiempo para más efectivo, nos estamos refiriendo a temas como este.