Está claro que la legalidad de las leyes es legal. Y que quien se salta las leyes puede ser castigado con todo el peso de la ley. Lo que no queda claro en esta España de principios del siglo XXI es la medida de ese peso sobre el cuello de quien no cumple la ley.
Y tampoco queda claro en qué momento hay que aplicar ese peso inmenso.
Si por tu cara, tus compañías y tu forma de vida, los profesionales “de algo” intuimos que una persona la va a cagar y se saltará la Ley tarde o temprano ¿la debemos detener ya y meter en la cárcel, para evitar que se nos cachondee?
Yo he tratado con jóvenes que todos intuíamos que terminarían en la cárcel. Era casi imposible evitarlo.Pero seguíamos intentando educarlos. En Cataluña te pueden meter o mantener en la cárcel por lo que se intuye que harás en el futuro.
Parecería lógico castigar de igual modo al coche que se salta un semáforo rojo que al peatón que hace lo mismo. E incluso sería lógico con ese mismo concepto de Ley Preventiva, que a los peatones se les hiciera el test de alcoholemia cada vez que intenta cruzar una calle por la zona de la calzada pues representan parecido peligro de terminar en un accidente, que el conductor del coche.
Si está prohibido tender ropa en las ventanas, debería serlo también (o más) poner macetas. Incluso asomarse fumando o comiendo un bocadillo, por los peligros que eso puede representar al peatón. Si se le cae a la cabeza del viandante un trozo de salchichón en rodajas, se puede armar la de dios es cristo.
3.2.18
2.2.18
Las naciones siempre son entes artificiales
El catedrático José Álvarez Junco, emérito de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Políticos y Sociales de la Universidad Complutense de Madrid ha osado decir (creo que muy acertadamente) que: “Las naciones no son fenómenos naturales ni eternos. España no es eterna. Hace 5.000 años no existía. Dentro de 3.000 no existirá. Cataluña tampoco”.
¿Y qué vamos a hacer con tantas banderas en los armarios?
“Las naciones son producto de circunstancias políticas, económicas y culturales de la historia, que tienen mucho de emocionalidad, cultura y política, pero son productos coyunturales: aparecen y desaparecen. Y a menudo, son construidas intencionalmente por unas elites nacionalistas que son las principales beneficiarias de que el territorio se convierta en una nación. Es decir, primero son los nacionalistas y luego las naciones, aunque es difícil crearlas sin las herencias culturales como la lengua”.
Estamos de paso, y además estamos muy poco tiempo. Tan poco tiempo que cada uno de nosotros es incapaz de construir nada perdurable. Si acaso iniciarlo o terminarlo. Posiblemente seamos la generación que más posibilidades hemos tenido de construir algo fijo, pues somos los que llevamos más años sin guerras de cientos de miles de muertos. Pero ni aun así hemos sido capaces de terminar nada.
Nadie puede decir qué será de España en el año 2050. Efectivamente, dentro de 30 años. Y mucho menos qué será de España en el año 2099. Nuestro trabajo es como el de las hormigas. Construir una pequeña parcela de historia si trabajamos en conjunto, en equipo. Si trabajamos disgregados a lo sumo lograremos sobrevivir más pobres.
“Las naciones son producto de circunstancias políticas, económicas y culturales de la historia, que tienen mucho de emocionalidad, cultura y política, pero son productos coyunturales: aparecen y desaparecen. Y a menudo, son construidas intencionalmente por unas elites nacionalistas que son las principales beneficiarias de que el territorio se convierta en una nación. Es decir, primero son los nacionalistas y luego las naciones, aunque es difícil crearlas sin las herencias culturales como la lengua”.
Estamos de paso, y además estamos muy poco tiempo. Tan poco tiempo que cada uno de nosotros es incapaz de construir nada perdurable. Si acaso iniciarlo o terminarlo. Posiblemente seamos la generación que más posibilidades hemos tenido de construir algo fijo, pues somos los que llevamos más años sin guerras de cientos de miles de muertos. Pero ni aun así hemos sido capaces de terminar nada.
Nadie puede decir qué será de España en el año 2050. Efectivamente, dentro de 30 años. Y mucho menos qué será de España en el año 2099. Nuestro trabajo es como el de las hormigas. Construir una pequeña parcela de historia si trabajamos en conjunto, en equipo. Si trabajamos disgregados a lo sumo lograremos sobrevivir más pobres.
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