28.1.18

La verdad. La fake new. La posverdad. La mentira

Hace muchas décadas que descubrimos que para tapar la verdad de antes, nada como inventarse buenas mentiras. Con la llegada de internet hemos descubierto que es mucho mejor ahora sembrar muchas y variadas pequeñas mentiras que incluso no tienen que ser ni buenas. Cuanto más mentiras, menos veremos la verdad.

Los medios de comunicación están muy débiles, la posverdad o las fake new nos inundan el campo de la verdad, para ya no saber distinguir unas de otras. Contra una verdad lanzamos varias mentiras parecidas, que se diferencien poco, y ya será suficiente para lograr que todos duden.

Antes nos creímos que la verdad consistía en decir la verdad, toda la verdad y únicamente la verdad. Ahora hemos aprendido a decir la verdad, pero solo una parte de ella y además adornarla de detalles bonitos que no vienen al caso. No parecen mentiras pero no son verdades.

Podemos incluso preguntar a los juzgados si aquello o lo otro es verdad o mentira, y esperar a que nos respondan. Y cocinar la respuesta con parte de su verdad y algo de especias orientales para que le den sabor. De esa forma todo nos sabe a picante y a lo mismo. Da igual que sea carne o pescado. Todo está cocinado.

La violencia se ejerce contra las personas, también contra los hombres

El otro día alguien nos dijo que dejemos de pensar en que “los otros” tienen que ser igual a nosotros, sino en que para lograr que todos seamos iguales, no hay que personalizar, que tal vez algunas de las cosas de esos “otros” sea interesante que las adaptemos nosotros, y que la igualdad no consiste en que sean igual a nosotros, sino también de que nosotros seamos igual a ellos.

Hoy leo a Isabel Coixet que nos dice que: “Estamos hablando del acoso desde el punto de vista de la mujer blanca y privilegiada”.

Y es verdad, nos olvidamos de todo lo demás, de la realidad de millones de mujeres del mundo, seres tan humanos como yo, que no pueden defenderse ante nada. Las mujeres no son víctimas por ser mujeres, sino porque la sociedad que hemos construido es una mierda. Las mujeres, todas, son nuestras madres, nuestras compañeras de vida y además seres tan inteligentes y fuertes (o más) que nosotros los hombres.

Intentar defender a las mujeres por ser mujeres, pero hacerlo solo con “las elegidas” es un error del que no me voy a explayar más.

La violencia sexual, física, psicológica o de todo tipo, se realiza contra hombres y mujeres en todo el mundo. ¿Queréis que hablamos del trabajo actual, de los derechos laborales, del esclavismo del siglo XXI en nuestras ciudades?

Y efectivamente las mujeres occidentales parecen a veces más débiles ante algunas violencias. Pero debemos tener cuidado con el diagnóstico y el tratamiento, o convertiremos a la sociedad en más débil e incapaz de crecer. Y nos olvidaremos de muchas otras violencias contra los derechos humanos que se practican todos los días en nuestros barrios. Y que además nos parecen modernidad.