26.12.17

1979. El año en el que el PSOE dejó de ser marxista

El Congreso Extraordinario del PSOE en el año 1979 vino motivado por la renuncia de Felipe González al cargo de Secretario General del partido, y con el lema “Forjando el Socialismo” se celebró en Madrid para quedar como el Congreso donde el PSOE abandonó el marxismo como tesis oficial del partido, aunque manteniéndolo como instrumento teórico de análisis.

En mayo del mimo años el PSOE celebró su Congreso ordinario y en él Felipe González presionó para que se abandonaras las tesis marxistas y al no lograrlo dimitió de su cargo de Secretario General, provocando este congreso extraordinario, donde al final se impusieron su tesis. Y como se salió con la suya, aceptó volver a ser Secretario General. 


Es decir: Felipe advirtió que se debe hacer lo que él propugnaba, y amagó con irse y dejarlos solos. Lo curioso es que en el Congreso de mayo no logró convencer con sus tesis a los compañeros delegados de partido. Pero no había alternativa a Felipe González e incluso recibió enormes halagos y aplausos en sus intervenciones. No sabían vivir en aquel PSOE sin Felipe, pero no querían quitar el marxismo del partido. Asumiendo sin decirlo que Felipe era “el padre” protector del proyecto socialista.

Entre los que propugnaban con listas alternativas ya en noviembre de que el PSOE siguiera siendo marxista se encontraban Tierno Galván, Pablo Castellano, Fernando Morán, Francisco Bustelo o Luis Gómez Llorente. 

Nace el “felipismo” y se reparten los papeles entre él y Alfonso Guerra. Uno gobernará todo excepto el PSOE y a Alfonso le dejan gestionar con mano dura el partido para que nada se tambalee. DEntro del partido Guerra ejerce de número 1, dejando que se Felipe quien se concentre en sus tareas de aupar al Gobierno a un PSOE herido tras los resultados obtenidos en marzo de ese mismo 1979.

Y si nos preguntamos el motivo por el que lo que no se aprobó en mayo sí se aprobó en septiembre, cabe recordar un detalle sin importancia. Uff. En mayo los Delegados al Congreso eran en representación y elegidos desde las agrupaciones locales. Allí se cambiaron las normas, y en septiembre los Delegados representaban a las federaciones provinciales. El cambio es tremendo, pues en el primer sistema no hay casi socialistas agradecidos con la dirección del partido, mientras que en el segundo sistema hay muchos cargos provinciales del partido.



Felipe VI cambia lo magro del discurso en 3 meses

El discurso del Rey Felipe VI de la Nochebuena de 2017, lanzado a los españoles casi a la misma hora pero dos meses y 21 días después del que nos propuso el 3 de octubre, contiene una serie de rectificaciones verbales que sin duda hay que señalar, para poder colocar en su lugar el momento actual.

Admite en su discurso pero sin decirlo con claridad que aquel 3 de octubre se equivocó en el tono y en parte del contenido. Cayó entonces en el gran error de ser parte de un Gobierno en contra de una parte de ciudadanos españoles, creyendo que como estos deseaban la República ya no merecían su atención y apoyo o ayuda. Infantilismo político equivocado o mal aconsejado.

Si el 3 de octubre Felipe VI estaba caliente y potente, este 24 de diciembre ha estado frío y distante, deseando transmitir unidad sin romper lazos con nadie, estando por encima de todos y por ello sin estar con ninguno. Insuficientes gestos, aunque pedir más en estos momentos sea tarea imposible pues ahora todavía no toca demostrar que para querer a toda España, hay que querer a todos los españoles. Estamos en la entrada de nadie sabe qué.

Él sabe que a quien apoyó el 3 de octubre ha fracasado estrepitosamente en Cataluña el 21 de diciembre, y que seguir estando a su lado es una segura manera de tener su mismo futuro. Si de 135 parlamentarios, Mariano Rajoy se ha quedado con 4, seguir apoyando sus decisiones es un seguro de muerte, peligrosísimo si se quiere solucionar un problema que afecta a todos los españoles. No sé si se debe estar por encima, pero seguro que si se quiere estar, hay que hacerlo desde dentro y con todos. Sorber y soplar solo lo saben hacer los buenos deportistas que ganan medallas.

No es posible —que ayer ya rectificó—, decir que la sociedad catalana está rota, aduciendo que parece ser un problema de los catalanes, provocado por los catalanes y sus instituciones. Es un problema de todos y provocado por y para todos.

Y las soluciones tienen que venir de todos los que sepan fabricarlas. Y los que no sepan deben irse a su casa. Y si no se sabe leer el problema de Cataluña, no se sabrá nunca resolver el problema con los catalanes desde España. Menos banderas de ningún tipo, y más, mucho más dialogar y verse las caras.

Hay que resolver importantes problemas de convivencia social con Cataluña, efectivamente hay rupturas y falta de compromiso por parte de casi todos para buscar soluciones. Pero ni cargando la policía contra abuelos se resuelve el problema, ni metiendo en la cárcel a quien al final tendrás que sentarte a negociar, ni es positivo el llevar cruceros de soldados pues su gesto no ayuda a encontrar soluciones, cuando estas son como poco producto de un conflicto de dos millones de personas en un territorio que queremos que siga siendo España.