5.11.17

Edificios prefabricados modulares, para viviendas o industriales

Crece en España y mucho la utilización de casas modulares prefabricadas que aunque comenzó como una forma de resolver casas de obra, y como algunas segundas viviendas, hoy está paliando los efectos de la grave crisis económica que ha sufrido España y el encarecimiento del precio de la vivienda, unido a la falta de mano de obra que se desplace a precios normales hasta ciertas zonas rurales a construir viviendas o naves industriales.

Este tipo de construcción alternativa permite ahorrar costes y tiempo de fabricación. Y sobre todo en edificación industrial se ha triplicado desde el 2014, especialmente en el norte y en el interior de España. Pero este crecimiento sigue siendo mucho menor que en otros países como EEUU, donde el 33% de las viviendas son prefabricadas.
Las nuevas construcciones logran además unos grandes ahorros en energía comparadas con las anteriores, haciendo que sean más interesantes de instalar en zonas frías pues suponen un ahorro de un 20% en energía para la calefacción, al montarse con estudios de la zona y materiales especiales para lograr estos ahorros.

Las empresas de fabricación las montan en sus fábricas, a veces de forma modular para terminar de instalarlas en el lugar final. Ya no todas son de madera, pues se construyen también con materiales como el hormigón, el plástico PVC, aluminio, acero y madera, mezclando estos materiales según diseño y necesidades de cada zona de la obra final.

La flexibilidad en el diseño es casi total, y ese es uno de los atractivos mayores de estas fabricaciones, pues permiten adaptarse al terreno y a las necesidades y gustos del cliente comprador. Y si a eso le añadimos que su durabilidad en el tiempo, a veces con muy poco mantenimiento, ha aumentado mucho con los nuevos materiales y tratamientos, nos encontramos con unas posibilidades de futuro, muy amplias.

3.11.17

Mercado laboral en España. No nos engañemos

El empleo ha perdido en España con esta crisis perfectamente diseñada, todo el valor de seguridad que había conseguido con años de lucha de los hoy casi jubilados. A los jóvenes les estamos dejando un mundo laboral que es una selva. Y todos somos responsables de esto, pero callarnos o por mirar hacia otro lado. Por ese egoísmo idiota de creer que no van con nosotros las reformas.

Lo curioso es que nos han logrado meter el virus de que no hay otra forma de salir de esta crisis, que jorobando el mercado laboral, algo que en otros países no ha sido así. Pero el marco mental del “trágala” ha funcionado muy bien, y mientras crecen los beneficios para unos pocos a velocidad de miedo, bajan los salarios, aupados por el miedo a perder el mal trabajo que tenemos.

Lo que nadie quiso suponer ya se está produciendo. El empobrecimiento del país, de la sociedad, afecta a (casi) todos. También a los que lo han provocado, al tener menos seguridad en la sociedad, menos consumo, menos inversión, menos actividad, menos impuestos.