14.10.17

El principal problema de las ciudades actuales

El más grave problema de las ciudades es la tremenda diferencia social entre sus habitantes, el abismo que separa a las personas, que además va en aumento y al que todos los habitantes se acostumbran a ver como normal e inevitable. El crecimiento del tamaño urbano lleva consigo un crecimiento de las diferencias sociales.

Las ciudades o asentamientos se crearon hace millones de años como método humano de ayuda social. Era más seguro en todos los aspectos vivir en un asentamiento de varias familias que hacerlo en solitario. Más seguro contra la violencia del exterior fuera humana o de la naturaleza, más seguro contra la enfermedad y la pobreza, más seguro para crecer las familias y dotar a cada miembro de un trabajo y unas posibilidades de utilidad en la sociedad.

Pero eso en las últimas décadas se ha ido modificando gravemente ese concepto scial de la propia sociedad urbana, separando o ampliando las distancias entre los diferentes miembros de una misma comunidad. Hoy los pobres son cada vez más olvidados, y los ricos se distancias de las propias ciudades para formar sus núcleos cerrados de seguridad propia en todos los aspectos.

Volvemos a conceptos sociales de la Edad Media, con grandes familias que vivían en Castillos (hoy en urbanizaciones cerradas) y que tenían seguridad propia y curanderos particulares, que mandaban al comercio a sus criados y que dominaban los Gobiernos legales, religiosos o militares.

Parecemos incapaces de sacarle lógico partido al concepto social de la ciudad, no tanto por permitir que haya “castillos cerrados” dentro de ella, como por no dotar de calidad a la vida urbana y social del resto de habitantes. Las ciudades no deberían consentir pobres de futuro, y nunca actuar sólo sobre la supervivencia de estos. Las ciudades deberían ser unidades de actuación para igualar por arriba las posibilidades.

Pero curiosamente los gobiernos centrales nunca dejan al gobierno de las ciudades, es decir, al municipalista, que tengan capacidad de legislar para ampliar la calidad de vida de sus vecinos. Si acaso crear jardines o limpiar calles y enterrar a sus muertos. Poco más.

Ayudarnos para beber más agua al día

Tenemos que tomar unos dos litros de agua o líquidos cada día, aunque tampoco mucho más, pero la realidad es que nos cuesta mucho cumplir esta norma pues aunque tomamos fruta y verdura, caldos o bebidas con la comida, no es suficiente y debemos hidratarnos durante todo el día. Lo agradecerá nuestra piel, nuestro intestino y nuestra cabeza.

¿Cómo podríamos ayudarnos a beber algo más de agua al día?

Pues principalmente con tres consejos muy sencillos. Fáciles de recordar y de hacer como una rutina más.

El primero es tener el agua muy cerca de nosotros. Llevar un botellín de agua cuando andamos mucho es fundamental, pero también en la mesa de la oficina o junto al ordenador. Es sencilla de reponer, muy fácil de ver y detectar o recordar que estás bebiendo muy poca agua.

El segundo es ponerla algún sabor al agua que tomas. Esto en algunos países de Europa es muy utilizado. No solo unas gotas de limón o naranja o mandarina, también unos trozos de pera, manzana o fresa. O unas hojas de menta o hierbabuena. Unas frutas tropicales o unas rodajas de naranja.

El tercer consejo es también muy sencillo. Toma al menos una vez al día una infusión no excesivamente cargada. Y aquí sí puedes variar entre muchos sabores y formas. Desde el clásico té moruno al mate argentino, desde un té frío incluso instantáneo en gránulos o de cualquier infusión de hierbas y frutas a un poleo menta. El caso es aprovechar el momento para tomarse un buen vaso de líquido reponedor y agradable a tus gustos.