24.9.17

Las bayas o frutos del laurel en cosmética y sanidad


El fruto del laurel es una baya de una longitud de 10-15 mm aproximadamente, de color negro cuando está maduro y rojizo cuando está madurando, de forma ovoide, que madura a principios de otoño.​ El aceite esencial obtenido de los frutos ("mantequillaa de laurel") se usaba tradicionalmente para el tratamiento de inflamaciones osteoarticulares y pediculosis, y es un líquido espeso de color verde oscuro que enseguida se solidifica a poco que bajen las temperaturas..

De cada 600 gr de bayas o semillas, se logran unos 30 gr de aceite de laurel, que aunque es muy poco tiene muchas propiedades.

Se recogen los frutos de laurel maduros, se machacan de forma gruesa, se cubren con agua y se hierven a fuego suave durante 30 minutos. Colamos el líquido y se prensa muy bien las bayas para obtener todo su aceite. Dejamos enfriar y decantar durante 24-48 horas, y veremos que la manteca sube, y que queda flotando sobre el líquido. Con una cuchara iremos recogiendo y separando el aceite de la superficie y una pasta espesa color marrón-granate que hay justo debajo del aceite.

Retiradas las impurezas (es posible que haya que cocerlo todo para que se elimine el agua que pudiera quedar) quedará un aceite limpio y puro, con un color verde y un olor muy intenso. Guardar en un lugar seco y protegido de la luz.


El aceite esencial de Laurel tiene numerosas propiedades terapéuticas como analgésico, anestésico, antibacteriano, antimicótico, antimicrobiano, antirreumático, antiinflamatorio, diurético y sedante. Se emplea también en cosmética para la piel, en jabones como el muy reconocido jabón de Alepo, para los problemas de pieles muy sensibles, para la artritis y dolores reumáticos de las manos.

Por cierto, mucho cuidado con el laurel (Laurus nobilis, pues hay algunos árboles de la misma familia muy similares (Prunus laurocerasus), y son venenosos. En el laurel bueno, la semilla es única como en el olivo. En los otros tipos de laureles más complicados, las semillas salen en racimo.

Propinas e impuestos en New York y EEUU

A diferencia de lo que sucede en España, en New York y en todos los Estados Unidos, los impuestos locales no van incluidos en el precio que marca la etiqueta o la carta de precios y se cobran a la hora de pagar, aumentando el precio final. Si a eso le añadimos las propinas, que en algunos sectores de servicios son obligatorias —aunque parezca esto imposible— nos encontramos con unos precios finales que aumentan considerablemente el precio a pagar.

Sobre el precio marcado en la estantería o la etiqueta, en New York hay que aumentar un 0,38% de impuesto metropolitano. Más otro 4,5% de impuesto de ciudad y otro 4% de impuesto del Estado. En total un 8,88% sobre el precio que nos imaginábamos.

Las propinas son otro añadido, cuando eres atendido por una persona. No es necesario si es un supermercado o una tienda de regalos y ropa. Generalmente es obligatorio en taxi, cafeterías, restaurantes y similares. Incluso si dejas menos de las mínimas, ellos mismos te lo dicen y no te cobran hasta que dejas la cantidad requerida. Puede parecer extraño, pero es cierto, sobre todo en cafeterías y restaurantes.

Puedes dar la propina que tu creas conveniente, pero en muchos sitios tanto al presentarte la nota o factura, como al pagar con tarjeta, te dan ya tres opciones para que elijas. Un 15%, un 20% y un 25%. Sobre todo si eres turista. Y si pagas con tarjeta tienes dos opciones. Decirle que te lo aumenten sobre la nota o dejar la propina en dinero efectivo. Las propinas son un buen ejercicio para ir quitándose las monedas pequeñas que nos vayan sobrando, y que no admiten cambio bancario al llegar a nuestro país.

También es habitual que al pagar con tarjeta te presenten una pantalla con alguna opción de dar algún donativo para alguna causa solidaria. Donde además de poder entregar una cantidad que se suma a la factura final, puedes decir con toda tranquilidad que NO thank you.