20.7.17

Un parque urbano muy conocido, que parece un bosque

Podríamos pensar que esto es un espacio natural, que lo es, un paisaje montañoso o un bosque con praderas, que lo parece. Y no. Es un simple y muy conocido parque urbano. Es una imagen del Central Park de New York en una mañana lluviosa.

Cuando nos quieran convencer los urbanistas o políticos que en las ciudades los parques tienen que ser como plazas grandes, con sus calles y mobiliarios urbanos, diseñados en plano, sin alternativa al engaño natural, les podemos decir que sí pero no. Que en un parque hay espacio para todos y que debemos saber utilizar en el diseño la copia simple de la naturaleza.

Un parque no debería ser un lugar plano y vacío al que le ponemos caminos y le plantemos setos y árboles sin tino. Un parque es mucho más sobre todo porque su durabilidad en el tiempo es muy alta. No es nada sencillo que un parque urbano deje de ser parque para ser otra cosa, por eso en el diseño deben primar criterios de uso natural.

18.7.17

Ciudad de Padua, ejemplo del urbanismo en la Edad Media

En este grabado podemos ver el desarrollo de la ciudad italiana de Padua en el siglo XV, como ejemplo del desarrollo de las ciudades en aquellos siglos de la Edad Media. Ciudades en crecimiento como podemos ver por los añadidos de sus fortificaciones ampliando el terreno perimetral, y cómo en ellas y en muchas ocasiones, existían al menos dos ciudades. Y dos muralles diferentes.

Por una parte la zona central, donde estaba y viía el poder, la Catedral y conventos importantes donde vivían sacerdotes y monjas para servirles, los ciudadanos poderosos que mandaban en la zona y poseían los terrenos del entorno. Una ciudad más planificada y mejor defendida, controlado su crecimiento pues ya no era posible vivir en esa zona excepto si eras hijo o familiar directo de los poderosos y con zonas abiertas en su interior para el disfrute urbano, como plazas o enormes patios de recreo.

Mientras y a su alrededor iba creciendo el segundo anillo de ciudad, más desordenado, con un crecimiento irregular, que tenía que soportar en este caso el río y sus suciedades y algunos servicios públicos menores, donde vivían los militares de alguna graduación, los comerciantes y algunos artesanos no molestos.

Y fuera de esta segunda zona urbana es donde se asentaban los profesionales más molestos como carboneros o curtidores, las prostitutas y zonas de pobres, los asentamientos militares, los criados que no vivían con las familias que los contrataban e incluso los enfermos crónicos.

Los agricultores y ganaderos con sus criados vivían en el campo, en torres o asentamientos familiares y pequeños, donde tenían el trabajo mucho más cerca, pues los desplazamientos no eran como los actuales, y se debía vivir donde se trabajaba.

Si viéramos ahora el plano actual de la ciudad de Padua y siguiéramos con la vista el curso de los ríos Brenta y Bacchiglione, observaríamos que en la actualidad sigue existiendo —como en muchas ciudades romanas (por ejemplo Zaragoza)— un diseño y desarrollo urbano que ha seguido las líneas de su primitiva ciudad.