18.7.17

Ciudad de Padua, ejemplo del urbanismo en la Edad Media

En este grabado podemos ver el desarrollo de la ciudad italiana de Padua en el siglo XV, como ejemplo del desarrollo de las ciudades en aquellos siglos de la Edad Media. Ciudades en crecimiento como podemos ver por los añadidos de sus fortificaciones ampliando el terreno perimetral, y cómo en ellas y en muchas ocasiones, existían al menos dos ciudades. Y dos muralles diferentes.

Por una parte la zona central, donde estaba y viía el poder, la Catedral y conventos importantes donde vivían sacerdotes y monjas para servirles, los ciudadanos poderosos que mandaban en la zona y poseían los terrenos del entorno. Una ciudad más planificada y mejor defendida, controlado su crecimiento pues ya no era posible vivir en esa zona excepto si eras hijo o familiar directo de los poderosos y con zonas abiertas en su interior para el disfrute urbano, como plazas o enormes patios de recreo.

Mientras y a su alrededor iba creciendo el segundo anillo de ciudad, más desordenado, con un crecimiento irregular, que tenía que soportar en este caso el río y sus suciedades y algunos servicios públicos menores, donde vivían los militares de alguna graduación, los comerciantes y algunos artesanos no molestos.

Y fuera de esta segunda zona urbana es donde se asentaban los profesionales más molestos como carboneros o curtidores, las prostitutas y zonas de pobres, los asentamientos militares, los criados que no vivían con las familias que los contrataban e incluso los enfermos crónicos.

Los agricultores y ganaderos con sus criados vivían en el campo, en torres o asentamientos familiares y pequeños, donde tenían el trabajo mucho más cerca, pues los desplazamientos no eran como los actuales, y se debía vivir donde se trabajaba.

Si viéramos ahora el plano actual de la ciudad de Padua y siguiéramos con la vista el curso de los ríos Brenta y Bacchiglione, observaríamos que en la actualidad sigue existiendo —como en muchas ciudades romanas (por ejemplo Zaragoza)— un diseño y desarrollo urbano que ha seguido las líneas de su primitiva ciudad.

Diseño de los barrios en la Edad Media

En la Edad Media, las villas y localidades de las zonas comarcales eran poco numerosas en habitantes, pequeñas en tamaño comparadas con las actuales. A lo sumo contaban con unos pocos miles de habitantes, pues la mayoría de los ciudadanos vivían y trabajaban en el campo, alejados de los núcleos urbanos, a los que acudían a comprar o en busca de servicios.


Las ciudades en cambio sí estaban muy pobladas, aunque su tamaño físico era en comparación menor al actual para el número de personas que las habitaban, que se apiñaban en callejones estrechos, llenos de recovecos y a lo sumo de pequeñas plazas.


El crecimiento de las ciudades venía del comercio y de los beneficios que este generaba en cuanto a distribución o almacenaje. Junto a esta actividad, eran los artesanos los que predominaban, agrupados en cofradías o gremios, donde se protegían de sus intereses para que los precios fueran acorde con las necesidades vitales de sus negocios, y no se apoderaran de todo el control los propios comerciantes.


Por ello era normal en las grandes ciudades la existencia de barrios pequeños si los comparamos con la extensión de los actuales, donde vivían juntos los profesionales de los mismos gremios.

Esta imagen es del desarrollo urbano del barrio El Boterón de Zaragoza, cercano al de Sementales o al de Tenerías. Calles estrechas y que al modo árabe, se retorcían o configuraban callejones sin salida.