20.3.17

Acepta las críticas. Pero analízalas para que sean válidas

Mira, con sinceridad, admite que es seguro que te van a criticar. No es posible evitarlo si de verdad haces cosas que merecen la pena. Y admite también que algunas críticas serán destructivas y otras constructivas. Críticas positivas que buscan mejorar los procesos, y críticas negativas que buscan su propio beneficio o destruir el tuyo.

Tú debes ser tan inteligente como para saber cuáles deberías escuchar y cuáles ignorar. Aunque algunas vengan desde donde menos te imaginabas, sean fuertes y sin sentido. Tampoco debes hacer como quien teniendo poder, cree que este le puede tapar todas las cosas mal hechas. El poder se tiene y se pierde. Hay que estar preparado para las dos fases.


Aprender de las críticas es positivo. Aprender de los errores más. Pero para ello debes saber diferenciar la motivación de las mismas y su espíritu creativo o destructivo. ¿Benefician a alguien las críticas que te vierten?

La buena vejez es la lenta y sin dolor. Aristóteles

Aristóteles nos decía hace casi 2.400 años estas palabras sobre la vejez en su trato sobre la retórica. “La buena vejez es la vejez lenta y sin dolor, porque no es buena vejez la del que envejece rápidamente ni tampoco la del que envejece con lentitud pero con sufrimiento”.

Debemos envejecer a una velocidad natural, siempre que nos acompaña esa “suerte” a la que también se refería Aristóteles. Contra o a favor de la suerte, poco podemos hacer, pero del resto nos deberíamos ocupar con más normalidad.

Nadie nos pide un ejercicio físico excesivo, pero sí cambiar el sillón por las zapatillas de andar por la calle o el campo. Nadie nos prohibe ver la televisión, pero sí es recomendable tener actividades intelectuales. Nadie nos dice que la soledad elegida sea un drama, pero sí se nos advierte que relacionarnos con más personas es muy importante. Muchos nos prohiben comer de casi todo lo que es bueno, pero se les olvida advertirnos que la mayoría de los problemas en la alimentación se resuelven comiendo la mitad de lo que comemos aunque sea de todo. Muchos nos recetan pastillas como elementos milagrosos, pero se nos orilla ante la mejor de las pastillas que es hablar y escuchar, tener amor y compartirlo.


Envejecer no es morir. Morir es una actividad hacia la que caminamos en el mismo momento de nacer. Envejecer es tener una actividad diferente, una cantidad de energía distinta, unas sonrisas más escondidas, unas ganas que hay que provocar.