21.12.16

El Muro de Berlín y sus otras formas de llamarlo

Los errores históricos los llamamos como nos da la gana, según quien les ponga nombres, adjetivos, explicaciones o sensaciones. Vamos a referirnos ahora al Muro de Berlín, pues era un muro y estaba en Berlín.

En España, en octubre del año 1961 se publicaba esta nota que os dejo arriba, en la revista Garbo. Aquí lo llamaba “Muralla Roja”. Bien, pero era de cemento. Los del Este de Berlín lo llamaron “Pared de protección antifascista”. Un poco largo pero que en alemán se simplificaba como Antifaschistischer Schutzwall. Pero en occidente y en el Berlín de los aliados era conocido como “Muro de la vergüenza”.

Eran 157 kilómetros de pena, que en realidad no dividían a la ciudad de Berlín en dos bloques, pues todo Berlín estaba dentro de la RDA. Lo que hacía era envolverlo dejando rodeado por el Muro de Berlín aquella parte de la ciudad que era gobernada por los aliados y que constituía la mayor parte de la zona urbana. Entrar o salir de aquella zona aliada de Berlín requería pasar las fronteras hacia la RDA por los puestos que los alemanes controlados por los rusos había colocado para ello.  

Europa se ha ido construyendo a golpes de muros, de acuerdos nunca explicados, como precisamente la construcción de este mismo Muro de Berlín, del que todavía no conocemos hasta qué punto evitó una invasión rusa de todo Berlín. La historia se escribe con secretos.

“Siembra” es una palabra fabulosa

Ayer ví este escaparate en una librería católica. Me pareció atractivo y válido y por eso lo traigo. Y vamos a matizar. No voy a defender ninguna religión, cada uno cree y practica con lo que tiene fé y quiere. Lo que no quita que muchas de sus ideas o planteamientos sean válidos para las personas, crean en una religión o en la contraria.

“Siembra” es una palabra fabulosa. Es el comienzo de algo, es creer en lo que haces, es tomar partido y decidir hacer. Puedes sembrar ideas o perdones, pero también trabajos y apoyos, ayudas y abrazos. Sembrar es creer en que se recogerá fruto, en que te vas a obligar a regar y abonar.

Me da igual, nos da igual a todxs, que siembres desde ópticas religiosas, sociales o políticas. Si siembras de buena fé, con ganas de trabajar por lo que siembres, si eres emocionalmente inteligente, deberemos aplaudirte. Nunca está garantizado el éxito, pero siempre dependerá de tí. No crean en los ángeles que viene volando, los ángeles los tienes que buscar, llamarlos con fuerza y traerlos para que ayuden en tu trabajo.

Esos Ángeles icónicos con alas y además espadas o lanzas, no sirven. Emplear las herramientas de matar para querer convencernos de que son enviados de la bondad, es una falsedad total. Los ángeles de verdad no se les nota, son sinceros pero también callados y no hacen ruido. Emplean la fuerza de su trabajo.