1.12.16

Cómo deberían crecer las ciudades? 01

Ilustrando el principio correcto del crecimiento de una ciudad, tenemos algunos conceptos fijos que no queremos abandonar. Campo abierto siempre cerca de la ciudad. Y comunicación rápida entre los nuevos barrios. Nos importa mucho menos el crecimiento compactado como que este añadido sea barato y rentable…, y esté diseñado desde el principio para el segmento social sobre el que se quiere actuar.

Todo es caro o barato…, dependiendo de quien está dispuesto a pagar su precio correcto. Y el precio marca muchas veces el tipo de comprador que se acerca al producto, es decir, intervenimos en la sociología a través del precio. Para que una urbanización la convirtamos en selecta, el método más rápido es ponerle un precio muy alto de mantenimiento. De esta forma el promotor está realizando una selección sociológica sin más análisis.

Luego…, a la hora de crear un nuevo barrio, la primera pregunta que se hacen los urbanistas de libro viejo es: ¿Para quién será ese nuevo barrio? Lo de menos parece ser la función real que supondrá para la ciudad, sus costes, sus sinergias con arreglo a todos los servicios que moverá, sus comunicaciones. Pues todos estos elementos imprescindibles se supone que se moverán según sean demandados y necesarios. El mercado hará el milagro de dotar de todo lo necesario, si en realidad es necesario y produce beneficio. Lo que nunca se dice es qué sucederá “si SÍ es necesario”, pero no produce beneficios sino gastos, por el número de “clientes” y por el alto coste de los servicios según la zona elegida.

Las ciudades y los barrios los llenan las personas, es decir la sociedad. Luego…, debería ser la sociología la que entrara a saco a opinar sobre el dónde y el cómo. Y la sociología muchas veces no compagina bien sus directrices con las de la rentabilidad.

A la hora de crear nuevos espacios urbanos para nuevos barrios, también hay que analizar su posterior crecimiento. Posible o imposible. E incluso su NO crecimiento para mantener unas condiciones de vida correctas. Lo que puede ser una decisión muy acertada a la hora de diseñar un nuevo barrio se puede truncar con un mal diseño de los posteriores crecimientos. Si rodeamos de zona verde natural un nuevo asentamiento urbano, debemos admitir que eso impide el crecimiento, pero a la vez dota de alta calidad de vida al nuevo barrio. Crecer supondría truncar esa calidad de vida.

30.11.16

Cercanía, convivencia leve, intimidad

Cuando hablábamos aquí de la intimidad de las aceras en las ciudades, de ese concepto sociológico de intimidad urbana, de relación entre convecinos y que se da en la calle, saludando y comunicando asuntos personales…, dejamos sin terminar de explicar la realidad de este concepto.

Dejamos fuera lo que podríamos llamar “cercanía” o “convivencia leve”. Es cierto que en algunos barrios se da esa relación especial entre personas que realmente no se conocen pero se saludan. Nadie ha estado nunca en la casa del otro. Y nunca estarán. La intimidad de las aceras, termina en las aceras. Incluso hay que advertir que creemos peligroso llegar a más, y que se intenta evitar por todas las partes.

Es una relación pequeña, suficiente para crear sensación de seguridad en las calles, pero nada más que eso. En pocas ocasiones las personas que se saludan por las aceras, quieren llegar a tener más relación, y muchas veces quien lo intenta se ve desplazado del saludo anterior. Curiosa forma de lograr ir a más que se convierte en ir a menos.

La intimidad real, la de la cueva, es de un valor inmenso que en las ciudades no se quiere perder. Y la cercanía excesiva acaba con ella. Por eso se evita la cercanía real, la convivencia aunque sea leve. Y si hay que crear por algún motivo esa convivencia leve, por ejemplo la de tomar café por las mañanas, se prefiere elegir para esos núcleos a personas que NO estén cerca. Se evita la cercanía para aumentar la convivencia leve.

Curiosa forma de crear sociedad, pero prima en muchos casos la intimidad de la cueva. Por eso con los vecinos de escalera, a diferencia de lo que sucedía hace unas décadas, la relación de cercanía, en estos tiempos, no existe apenas. Es un método de autodefensa para lo que pudiera pasar, aunque nunca vaya a pasar nada. Amabilidad en su justa medida y si nos pasamos…, viene la desafección, la lejanía en un tiempo, para evitar la leve convivencia.