10.10.16

Imitar la naturaleza en las ciudades es calidad de vida

Este es un paisaje de montaña, no es una zona urbana y no es un parque urbano, como todos los que acostumbramos a reflejar en este blog. Es el Parque Natural de Aralar, en la provincia de Álava. Lo traigo hasta aquí como el ejemplo de lo que debería ser el espacio natural más representativo de la belleza y el descanso para los ciudadanos urbanitas.

La ciudad de Vitoria tiene a 24 kilómetros el Parque Natural de Gorbea, y este de la imagen, el Parque Natural de Aralar a 85 kilómetros, o tiene también a 55 kilómetros el Parque Natural de Aizkorri. Distancias relativamente pequeñas para poder disfrutar del paisaje, de la naturaleza, de la tranquilidad.

No la mayoría de ciudades pueden tener a tan pocos minutos estos espacios naturales, es cierto, por eso se intenta recrear parques urbanos que de alguna forma nos hagan imaginar estos otros lugares. Todo lo que sea trabajar hacia la construcción de espacios donde no haya coches, exista amplitud de vista, nos entregue la sensación de espacio natural, donde podamos ver los cambios de estaciones, estaremos construyendo parques de futuro.

Cada medio millón de ciudadanos de una gran ciudad deberían tener un parque en su entorno, que se intentara por tamaño y cuidado, asemejar a una zona natural pero cercana a la gran ciudad. Es salud.

Hasta no hace mucho tiempo, se podían ver rebaños de ovejas por la huerta de Las Fuentes de Zaragoza. Siguen existiendo higueras salvajes, acequias, campos de labor, sotos de ribera, espacios que parecen sacados de hace un siglo. Cuidar eso es dotar de calidad de vida a las ciudades.

Va de palomas que no ven el peligro

Hay muchas formas de que el miedo nos congele las ideas, incluso de que nos auto convencemos que nunca pasa nada, de que a nosotros no, de que esta vez tampoco va con nosotros, de que hay muchos agoreros, que no es para tanto.

Pero hay un refrán muy español que dice: Cuandos las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar.

Barbam propinqui radere, heus, cum videris, prabe lavandos barbula prudens pilos - (Cuando veas afeitar la barba de tu vecino, ten la prudencia de poner la tuya a remojar.