22.4.16

Bodegas Cuñas Davia, un ejemplo a copiar por emprendedores

Hoy he visitado una bodega pequeña dedicada al vino Ribeiro, una bodega familiar y joven, pequeña pero ya muy premiada y reconocida. La bodega Cuñas Davia no sólo fabrica un exquisito vino Ribeiro, al menos el blanco que es el que he probado, sino que además -y por eso están aquí en este blog- saben explicar con detalles históricos el caminar del vino de Ribeiro, el gran trabajo que están realizando muchas bodegas por rescatar las uvas autóctonas, y sobre todo por su apuesta hacia la calidad y no por la cantidad o el producto muy estandarizado y de baja defensa en estos tiempos.

Nos han explicado algo obvio en todo proceso de emprender una empresa; pero no es tanto el contenido de la idea de primar la calidad, sino la forma en que ellos se lo creen. Sólo es posible convencer a los demás si antes ya vienes convencido desde tu empresa. La innovación aquí es recuperar una buena materia prima autóctona, aplicarle las nuevas tecnologías en prensado y fermentación controlada y saber que primero debes competir contra ti mismo para convencerte del gran trabajo que tienes por delante, y después estar allá donde tu marca pueda acompañar la calidad de tu producto. Así es mucho más sencillo convencer a todos los demás, que no son sólo los clientes. Y realizar unos controles de calidad de tu producto, exhaustivos. 

Emprender, innovar con un excelente producto que estamos seguro esconde gran cantidad de trabajo, muchos miedos, algunos problemas que nunca debe detectar el resto pero que son lógicos en todo tipo de empresas, y mucha confianza en su trabajo. Además de inspirados están convencidos de su producto, la autoestima es muy alta y su dedicación es total. La suma de todas estas herramientas son las que pueden crear un producto diferente y espléndido.

19.4.16

Los jóvenes prefieren opositar a emprender. Un error

Los jóvenes estudiantes universitarios de Aragón no están dispuestos a montar su propia empresa, a innovar o a emprende, y prefieren con diferencia hacer oposiciones, convertirse en funcionarios, tener un trabajo fijo para toda la vida, como mejor seguro laboral. Y el porcentaje de universitarios aragoneses que así lo deseas, es superior al resto de las universidades españolas.

Un amigo de la familia lleva cinco años opositando en Madrid para una plaza en el Banco de España. Licenciado en n económicas, sus costes de preparación son infinitamente superiores a los de la carrera, muy superiores a un master en Reino Unido, a unos años de preparación y prácticas en cualquier país europeo o americano.

Sus posibilidades son mínimas. No depende de su formación, de su inteligencia o deseos. Si el número de jóvenes que opositan es 100 veces superior al de las plazas que salen cuando quieren salir, sólo uno de cada 100, el que mejor memoriza el temario, obtiene el seguro de vida y cuando quiere el gobierno de turno. Mientras tanto hay que pagar la excelente academia madrileña, la pensión y los viajes, y no se trabaja en nada. 

Los jóvenes deben replantearse si hacer oposiciones en el siglo XXI es lo lógico, es lo mejor. Desde luego no es lo más fácil, ni es lo que garantiza el éxito personal. Es una salida complicada y de la que a veces abusan demasiado toda una cadena de favores económicos en forma de negocio formativo.