14.2.16

La tristeza de una entrada de este blog del año 2012

Este texto que os dejo abajo, lo publiqué en una entrada de este blog, mediado el año 2012. No he modificado lo escrito pero lo traigo a colación por ser un texto por el que no parecen haber pasado los años. Han pasado 41 meses, suficientes parecería, para haber tomado decisiones que hubieran logrado que el pesimismo que se respiraba se pudiera convertir en otra mirada más positiva. No sé qué opinaremos de estos textos en el año 2019, y eso aún es más triste todavía. 

No sólo no vemos la luz, sino que encima nos amenazan con otro posible tormentón. Uff. Os dejo el texto del año 2012

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Esta semana desde varios foros se nos ha indicado por primera vez en público, cuánto se estima que va a durar esta crisis económica. Es un cambio de ciclo, no es una crisis simple sino varias crisis enlazadas de las que no es posible ver todavía sus efectos finales. Pero si parecemos capaces ya de dar tiempos de finalización basándonos en situaciones parecidas en otros países y otras circunstancias históricas.

Estos ciclos de cambio suelen durar entre 8 y 12 años. Basándonos además en la suma de datos que ayudan a la aceleración de los cambios como la globalización, pero a su vez con tensiones que la vuelven más lenta como el no tener alternativa y la gran resistencia que las fuerzas financieras ejercen para que nada cambie, debemos intuir que este ciclo económico de crisis será largo y que nos acercaremos más a los 12  años que a los 8 años de duración.
Llevamos en este 2012 unos dos años de crisis dura y completa, cuatro años si nos basamos en añadirle sus inicios irregulares y no admitidos por los gobiernos en España. Quedan pues entre 8 y 10 años de crisis, sobre todo en España.

Pero lo importante no es tanto su duración, como los efectos que tendrá en estos periodos sobre las personas y sobre las instituciones públicas y privadas, y de qué forma saldremos todos de ella.

 Hoy sabemos que de momento no hay alternativa económica ni social.
 Sabemos con certeza que vamos a salir más pobres.
 Aceptamos que los países emergentes están subiendo, mientras que los países occidentales clásicos están perdiendo poder de todo tipo.
 Reconocemos que el gran problema en España es el desempleo, con tendencia a que lo sea en más países europeos.
 No queremos asumir que la crisis económica se radicaliza en España por la crisis inmobiliaria y que la solución (mala) es tener que bajar el precio de la vivienda a unos valores que complican mucho la realidad contable de los bancos.
 Admitimos que de la actual crisis no son capaces de salir Portugal, Grecia, España, Italia o Irlanda sin quitas importantes en sus deudas, algo hoy impensable.
 Consentimos (pues somos los responsables nosotros) que no tengamos líderes políticos que demuestren capacidad para gestionar y plantear nuevas alternativas.
 Nos preocupa mucho más la inflación que la pobreza, más el déficit que el desempleo, más la deuda que la reactivación.
 En estos al menos ocho próximos años surgirá la solución, el cambio, la diferencia con lo actual. Si no es así, su duración será mucho más larga. Esto solo se arregla con modificaciones suficientes en los comportamientos especulativos y decisiones atrevidas en la economía pública.

¿Tenemos malos políticos o es que no los sabemos utilizar?

Es falsa la apreciación muy difundida de que en España tenemos malos políticos y siempre hemos tenido mediocres personas ejerciendo la política. No voy a dar nombres, pero si repasamos la lista de políticos españoles que han dejado una excelente impresión en Europa, hoy ya todos retirados de la primera línea política, observaremos como el gran error no ha sido la incapacidad de lograr excelentes figuras, como la de romperlas, aparcarlas en Europa, distanciarlas para que no molestaran.

Tenemos una notable capacidad en los partidos políticos para NO saber trabajar en equipo. Para distanciar los objetivos a lograr, de las personas en plural, no sabiendo multiplicar las calidades de los equipos a través de grupos dispares, diferentes, complementarios. El gran error es pensar que un equipo se debe configurar homogéneo, para que funcione bien. Un equipo debe ser diverso y disponer de un aglutinador que lo convierta en fiel, trabajador, capaz de avanzar hacia una meta común, desde una dirección respetada y eficaz.
En Europa hemos enterrado a algunas figuras que ya demostraron en los tiempos que pudieron, una calidad de gestión política eficaz pero a veces contraria a los intereses particulares de los líderes. Y eso los ha ido llevando al cementerio de los elefantes. La que ha salido perdiendo es la sociedad, que se ha encontrado ahora con una desafección brutal hacia todo lo político, pues todos olemos igual: a podrido, a viejo, a egoístas, a rencorosos, a incapaces para saber negociar, a rancios. Hay que hacer “reset” y esperar esos minutos de espanto en los que no sabes si la máquina volverá a funcionar mejor o simplemente no se encenderá bien.

Otra notable posibilidad de esconder al político con experiencia es montarle un despacho en una Fundación, un puesto giratorio en una gran empresa o unos artículos de vez en cuando para que parezca que efectivamente es algo y alguien todavía. En algunos casos es verdad que todavía se les consulta, se les pide opinión desde las altas ventanas del poder, en busca de luz, para después hacer lo que el dirigente cree que debe hacer, pues el momento es el momento. ¿Alguien conoce un plan a medio o largo plazo para España, para Aragón, para Zaragoza, para una calle de mi barrio, para el desempleo, para la energía, contra la corrupción? Si la gestión del político está basada en el corto plazo, no necesitamos políticos sino Administradores de Fincas. Si se trata de tomar medidas según se van necesitando, sin criterios de al menos medio plazo, sin imaginar la sociedad que se desee tener para el futuro, nos sirve un gerente de una PYME. No es necesario haber estado mamendo la política desde la calle y desde las altas escaleras de las decisiones. Con que cuadren las posibilidades ya vale.