28.1.16

Felipe deja de ser un joven anciano para ser un viejo joven

Felipe González nos escribe a todos desde El País y este medio le dedica 4 páginas interiores más la portada en una cantidad de espacio tremenda para no decir en cuatro líneas lo que quiere decir, sino para irse por los cerros de Úbeda y decir sin decir, y así tengamos que adivinar entre líneas. Guay del Paraguay.

¿En serio han sido alguna vez socialistas 3.0 estos viejos ancianos (aunque tengan menos edad que yo) que aparecen por todos los territorios del complejo mundo de España? Felipe insiste en el leninismo de Podemos, para meternos miedo y para trasladar su opinión en contra de los españoles, sin respetar que tener 65 diputados y cinco millones de votos son mucha tela. Deberíamos respetarnos más entre todos y no romper puentes. Excepto que precisamente lo que desean algunos sea romperlos para que no se puedan cruzar ni mojándose la barriga.

Podemos no es el leninismo 3.0. Cosa distinta es que dentro de Podemos haya leninistas, anarquistas o comunistas. También dentro de otros partidos políticos hay mezclas escondidas, y nadie dice nada. Incluso dentro del PP había jetas que acaban en la cárcel presuntamente por robar.

Nada hay más y mejor para restar sentido al leninismo 3.0, que exigirles entrar a gestionar desde la responsabilidad, desde el gobierno. Trabajar en los gobiernos cura las enfermedades infantiles de todo el mundo, excepto al PP que sigue creyendo que está gestionando una casita de muñecas o a lo sumo una comunidad de muchos vecinos.

Las propuestas de Felipe son absurdas en la táctica y eso demuestra que ya no está conociendo bien a los españoles, que ya no lee lo suficiente, que no toma cañas en los bares de su Madrid o Sevilla. Sus amigos son otros y ya no se mojan el gaznate en las tascas sino en las Urbanizaciones. Y eso se nota. Con su propuesta, Podemos se frotaría las manos pues quedaría como único grupo en la oposición parlamentaria y social. Tendría que esperar Podemos cuatro años a lo sumo (que serán dos) y prepararse para llenar España con su poder. Ya no se trataría de entrar con el permiso de nadie, sino sólo con el empuje de los españoles. Eso o la posibilidad de que ese gobierno raro del PP y PSOE fuera capaz de volver a izar a la clase media, con permiso de Europa que sólo quiere una España criada barata del resto.

Para cambiar los errores, hay que ser más flexible

Muchas veces en algunos planteamientos empresariales o de organización reconocemos al ver los resultados y tras un análisis calmado, que nos hemos equivocado, que no hemos logrado lo deseado, que todavía tenemos tiempo para rectificar. 

Los objetivos se han quedado cortos o en cambio se nos han reconvertido —al ir hacia otra dirección— en pequeños o grandes fracasos. Hay que cambiar el enfoque de nuestras actuaciones, buscar otros puntos de vista, otro tipo de acciones. Veamos algunos detalles que debemos analizar.

 Hay que empezar por formular la situación desde diversos enfoques, desde más opciones y posibilidades, desde otros puntos de vista.

 Hay que mezclar las ideas que ya teníamos, para ver si surgen entre ellas, nuevas posibilidades. La suma de partes, pueden dar un resultado diferente.

 Hay que buscar otros puntos de vista propios, moviendo las ideas viejas desde otra óptica, hacia posiciones diferentes, para analizar si algo importante cambia.

 Hay que analizar los errores cometidos, ver los motivos de su crecimiento y plantear soluciones a los mismos desde la nueva estrategia, pues es muy posible que intenten volverse a repetir.

 Intenta ver el problema surgido como si fueras otra persona, como si estuvieras “fuera”, como si tuvieras la necesidad de analizarlo desde otra perspectiva.

 Introduce en el equipo a una persona nueva, diferente al resto, con otras ideas que puedan complementar todo lo que se ha hecho hasta ahora.

 Algo hay que dejar en el camino, negocia contigo mismo, elige, hay que cambiar, toca cambiar, pues si no modificamos los anterior repetiremos los mismos resultados.

Nota.: El dibujo de la imagen es de Tura Sanz