A veces, sólo a veces, tener la casa excesivamente abierta es peligroso para la salud mental. Un huésped alegre y feliz, no es una carga para nadie. Pero a veces molesta lo suficiente como para tener que trabajar más de lo habitual.
No es bueno que la vida de cada día sea simplemente una línea de texto. O logramos que sea mucho más o aprendemos a mirar de otra manera, para darnos cuenta de todo su volumen, de toda su extensión.