Es muy normal que yo el primero acuse a los empresarios de gran parte de los males que afectan a España. Y todos, yo también el primero, nos imaginamos a los empresarios con la cara de nuestro particular jefe o con la del taller de al lado o la del dueño de una empresa de nuestro barrio.
Desgraciadamente la inmensa mayoría de “los jefes” que realmente han destrozado España no tienen cara ni apellidos. Los pequeños empresarios han realizado errores, sin duda, pero sobre todo han tenido que trabajar en un mercado productivo para el que no estaban siempre bien preparados y con unos condicionantes complicados. Sin duda se han rodeado de aquellos asesores que mejor les han defendido sus intereses, pero los culpables de todo este desastre laboral y económico de España son otros muchos actores que se nos olvida nombrar.
Los banqueros, sin duda han organizado todo un trapo de enormes consecuencias negativas, que tardaremos muchos años en resolver. Por entrar en parcelas económicas que no les correspondía y por manipular jugando en el laboratorio económico que sólo se sustentaba sobre los papeles de los asesores de parte.