Sin duda ha cambiado en España —y en parte de Europa— el concepto claro de izquierdas y derechas en la política. Y eso nos lleva a mover los segmentos y posibilidades políticas desde otras ópticas donde el idealismo tiene mucho menos poder y el carisma y las formas de expresión aumentan o disminuyen las posibilidades de convencer.
Por el hecho de aparecer de derechas o de izquierdas no ganas el voto del indeciso, que en realidad es el que mueve gobiernos y formas de gestionar la sociedad. Ahora son ya otros conceptos los que atraen el discurso y retienen la atención del ciudadano.
Si sumamos el voto que aparece en el sondeo más conocido de los 5 partidos nacionales en España y los aplicamos a un factor 100 a lo largo de todo un año, vemos que la suma del concepto “derecha e izquierda” varía de forma notable, lo que nos indica que el ciudadano o el que cocina la encuesta (pensemos bien y anotemos sólo al ciudadano en este cambio) ha variado, sin que sea posible que hayan variado sus ideas políticas. Cambia pues el concepto de “quien” representa al que le va a resolver “sus” problemas.