20.5.15

Algunos candidatos son impresentables para la democracia

Yo no soy quien para decir las personas que deben ser Alcalde en las ciudades españolas de las que tenemos conocimiento y causa, pero si soy quien para señalar quienes NO deben ser alcaldes por su arrogancia, su pasado oscuro, su incapacidad para dejar que los ciudadanos participen y conozcan con luz clara sus gestiones, por recibir regalos envenenados o por ser cínicos o violentos verbales.

Hay incluso grandes candidatos sin programa, chulos y prepotentes, venidos de otros siglos viejos a seguir molestando a la democracia. Gentes que ya han hecho trampas o que las conocían y ahora dicen que eran tontas de baba. Hay candidatos que parecen haber nacido en la política municipal y de las que no se conoce ninguna otra actividad laboral o humana o de relación con su ciudad que no sea la de ocupar un despacho y varios sillones.

Yo y tú, no somos quienes para decir lo que deben o no deben votar nuestros vecinos de calle, de comunidad, de ciudad. Pero sí debemos defender nuestras ciudades de sapos y ratas, de peligros y de incapacidades para lo público. Por eso, porque tenemos la obligación de defender lo nuestro, debemos avisar que hay mucho sátrapa e incapaz que quieren seguir viviendo de nosotros. Mucho cuidado con sus trampas.

19.5.15

La penitencia que Rosa Díez se dió en Zaragoza

Lo de Rosa Díez ayer en Zaragoza tuvo pena y dolor, en serio, preparar un mitin de campaña electoral para UPyD, subida en un banco de piedra de la Gran Vía ante no más de una veintena de personas que escuchaban, es de realidad política cuando menos triste.

Es cierto que la sociedad, los ciudadanos de este santo país están hartos. Es como si a ellos no les estuviera afectando la crisis mal llevada, los problemas, el empobrecimiento social. Como si esto solo les (nos) estuviera sucediendo a los políticos. Cuando la realidad social es bien diferente. Pero hemos cabreado primero y hastiado después a la sociedad y ya no creen ni en milongas de colores.

Recuerdo cuando hace no muchos años llenar una plaza de toros era fácil y normal. Cuando entregar papeles inútiles por la calle era un acto simpático donde quien los recibía se los metía en el bolsillo. Ahora se llenan plazas si hay suerte, y con imprimir 1.000 folletos ya sirve, pues una vez entregados se da una vuelta por las papeleras cercanas y se pueden volver a recoger casi todos. No hay que imprimir más.

¿Culpables? Todos. Nosotros y vosotros. Si creéis que así alguien os va a resolver los problemas vamos de culo. Y si pensáis que se resolverán solos, también. Pues en la solución irá la penitencia impuesta por los que nunca acuden a mítines políticos, pues ellos están muy ocupados disfrutando del dinero que se quedan de nuestros sueldos y plusvalías laborales.