1.5.15

Ser líder se aprende, no se enseña. Seis consejos para aprender

El mundo está huérfanos de buenos líderes en muchos órdenes de la vida, sean empresas, equipos humanos, política o proyectos. Pero no es sencillo aprender a serlo, pues una parte de sus características no se enseñan, se aprenden que es diferente.

 Un líder debe intuir los problemas, adelantarse a ellos, resolverlos e intuir los cambios que toda organización tiene en el transcurso de su vida productiva.

 Un líder debe tener credibilidad entre todas las personas que formen sus equipos, debe ser honesto y coherente con sus ideas, generoso con todos ellos, con gran conocimiento personal de sus problemas y con capacidad para tener gran empatía y saber demostrarla.

 Los líderes asumen riesgos constantemente, saben que no es posible avanzar siempre en línea recta, que a veces hay que entrar en cuartos cerrados y oscuros, que no siempre lo fácil es lo más útil.

 Un líder tiene que estar muy motivado y saber transmitir esa motivación a todo su equipo. Sobre todo en los momentos complicados, en aquellos instantes en los que todos deben entregar todo lo que tengan.

 Es imposible hoy ser líder si no se sabe trabajar en equipo, se sabe delegar constantemente, se es un buen seleccionador de personas. Trabajar en equipo es complejo, hay que obtener unos resultados sin perder de vista nunca que el beneficio del grupo no puede estar en contra de los pequeños beneficios personales, pues siempre necesitamos a personas motivadas y contentas para realizar los buenos trabajos. Engranar bien el trabajo en equipo con las individualidades de cada personas es complejo pero una actividad maravillosa si se obtiene un buen fruto.

 Un líder sabe que está rodeado de personas, que estas sufren, tienen problemas, emociones positivas y negativas, miedos y temores, dudas y alegrías. Hay que saber repartir las emociones, agradecer y aplaudir, enseñar y lograr que los integrantes crezcan con los proyectos. Ser alegre y saber relativizar casi todo cuando el momento lo permite. Tener gran cantidad de inteligencia emocional, sabiendo que cada persona es un mundo.

Monedero se va y muchos otros no entran. Se empobrece la política

La despedida de Juan Carlos Monedero es la clara imagen del momento político actual. Antes de aprender a andar ya nos hemos muerto, antes de lograr el triunfo ya hemos logrado destruir los brotes verdes. La vieja política tiene una capacidad tremenda de seducir, de tratar, de revertir los nuevos brotes hasta llevarlos a su terreno de siempre. Los pintemos de rojo, morado o azul. Monedero te puede gustar o resulta odioso, pero ahora no trato de eso, sino de la capacidad que tiene la vieja política de no morir, de si acaso lograr que mueran “los otros” pues divergir es una mala moda. Las personas que hemos entrado en política desde otros lugares, con mochilas diversas adosadas a nuestra experiencia, nos cuesta tremendo esfuerzo adaptarnos a lo que nos encontramos pues no nos gusta. Y por eso en nuestro intento de que algo cambia, como nada cambia, nos derrotamos antes de la cuenta, mucho antes que todo el resto. Y por eso se nos señala como locos o como incorformistas del sistema. y efectivamente lo somos, casi de “todo” el sistema, pues ni nos gusta ni nos vemos con fuerza para cambiarlo.

Eso si, se nos pide, para cambiarlo, que admitamos sus mismos mecanismos de trabajo, que participemos en la misma onda rancia y antigua que nos ha llevado hasta donde estamos, con las mismas herramientas del siglo XIX pero con más color. Y aquí empezamos a fallar estrepitosamente. No somos adaptables, somos unos vagos por no querer emplear las mismas formas, y esto lo digo yo fuerte y claro, y nos quemamos. Pero no pasa nada, se nos apaga, se nos da crema para las quemaduras y se nos deja con nuestro dolor.

La marcha de Juan Carlos Monedero es la misma que la de miles de personas que están a punto de entrar en política y se asustan, que están dentro y se van silenciosamente, que odian la política sin haberla conocido por la mala costumbre de relatar siempre los finales trágicos y no los éxitos del día a día. Pero en este decorrer de la vida nos vamos dejando a muchas personas por el camino y nos encontramos a mediocridades que ascienden hasta el cielo sin ser nada.

El otro día sin ir más lejos un gran partido político presentó a una persona que iba de número dos en sus listas. Jope, jodo, cachis, uff. Conozco a muchos de su propio partido que están en puestos bajos o no están, y que en cambio tienen una experiencia y profesionalidad, una formación mil veces mayor. Pero ya son pasado, nadie sabe bien porqué. O sí. Pero al número dos lo veremos en las televisiones como si fuera lo mejor entre lo posible.