26.2.15

Hay que cambiar la indemnización por despido. Pero al revés

La indemnización por despido laboral es un absurdo mal planteado a costa de juntarse con los numerosos tipos de contrato posible, lo que convierte todo tipo de trabajo en una serie de posibilidades a cual más perjudicial para los trabajadores.

Ahora las nuevas propuestas de algunos partidos políticos van por escalonar las indemnizaciones en caso de despido según van creciendo los años de duración en el mismo contrato, desde los 8 días hasta los 33 días por año trabajado (no en dos bloques fijos de pocos días en los dos primeros años y los 33 días si son más años).

Este método, una vez más, ayuda a que se despida a los trabajadores según van llegando al primer año de trabajo para que no aumenten las indemnizaciones posibles y por ello una gran movilidad laboral en las empresas y una muy baja fidelidad y con ello también una baja productividad. Así es imposible hacer equipos válidos que se integren en las dinámicas de las nuevas empresas, las que tienen que crecer y crear riqueza nacional.

¿Fórmula? Pues justamente al revés. Una indemnización de 33 días por despido en el primer año de contrato, que iría bajando progresivamente según aumentaran los años de trabajo con el mismo contrato. A partir de aquí a negociar con sindicatos. Por ejemplo para explicarlo mejor: al segundo año 30 días, al tercer año 26 días, al cuarto año 25 días, del quinto al décimo año 23 días, del décimo al quinceavo 20 días por años trabajado. U otro cualquier acuerdo.

Esto es un simple ejemplo por lo que el numero de días no tiene nada que ver con la realidad que se pueda acordar. Desde los 45 días por año según contratos y fecha de inicio de estos a los 0 días de indemnización de los contratos en prácticas actuales. Lo que es vergonzoso es que haya trabajadores con tan diferentes modos de protección social. Y siempre sin afectar a los derechos adquiridos por contratos anteriores.

25.2.15

"No vuelva usted por aquí" es una frase antidemocrática

No vuelva usted aquí a hacer y a decir nada. Ha sido patético”

Con estas palabras tan simpáticas y antidemocráticas cerraba su intervención un Presidente de Gobierno que deseaba impedir las palabras del líder de la oposición en el Estado de la Nación. No lo seguí, me da igual los contenidos vacíos de unos discursos, pero ese desprecio, ese tono antidemocrático, refleja claramente a quien tenemos para gestionar este santo país llamado España. La soberbia tapa todas las mentiras que se dijeron, simplemente fotografían el momento, las personas, las formas de un momento en la historia de España que deberemos olvidar sin olvidar, para que nunca más lo tengamos que repetir.