24.1.15

Parecemos atados a Madrid y Sevilla. ¿Y el resto?

El trabajo de fontanería política de Susana Díaz contra Pedro Sánchez la imposibilita para ser Presidenta de Gobierno de España. En todos los partidos políticos hay fontaneros, es una figura necesaria incluso, pero siempre se elije para ello a uno de entre los más listos pero que nunca quiera aspirar a gobernar la institución mayor. Es incompatible trabajar desde dentro de la fábrica de trampas y querer además tener prestigio para gobernar desde los lugares donde hay mucha luz.

El trabajo de Susana Díaz está bien que lo haga ahora Zapatero, pero ya es tarde pues se ha notado la trampa de los cubiletes. Lo de menos es que lo haya notado el votante del PSOE, menos el afiliado del mismo partido pues ya sabe que los fontaneros existen y son necesarios, pero una vez que sale a la luz las trapas de las cloacas, es muy complicado apagar la luz. Les hemos visto la cara a todos y sabemos qué tipo de pasamontañas emplean.

Al PSOE le deberían haber recetado mucha calma, sobre todo interna. Cuando se eligió a Pedro contra Madina tenían la ocasión para haber acertado o para equivocarse. Después de eso ya no quedan más remedios que esperar resultados de todos los ciudadanos. Si Susana Díaz quería gobernar debería haberse presentado ella y no desear que quien fuera elegido fuera un simple títere en manos andaluzas. Simplemente por que hay muchos que todavía no se han enterado que España es mucho más que Andalucía, incluso está como está precisamente por anteponer Andalucía a la suma de todos. Parecemos atados a Madrid y a Sevilla. ¿Y el resto?

Provocar con éxito es un arte. También en la empresa

Provocar es un arte, es casi una necesidad si quieres triunfar, es el mejor método para sobresalir de forma rápida, es la mejor manera de dejarse notar entre mucho competentes que también aspiran a lo mismo que tu.

El que quiera interesar a los demás, debe provocarlos. Salvador Dalí

Si lo decía Dalí es un detalle, pero es que también lo dicen muchas empresas que ya han triunfado. 

Eso si, hay que provocar de forma positiva, pensando en agradar, en añadir valor, en saber que tras la provocación debe habar sustancia esperando al producto o servicio. 

Provocar es una forma de llamar, pero detrás debe haber un fondo que sea capaz de retener.