1.12.14

México republica 100 libros clásicos pero no viejos a precios populares

En México el Ministerio de Cultura o equivalente está republicando 100 libros clásicos pero poco clásicos, sin derechos se autor y a precio económico, buscando aquellos títulos menos conocidos desde de las obras clásicas de autores respetados e incluso amados.

Republicar es volver a publicar, sobre todo en países republicanos de nacimiento. Es llevar a los lectores páginas económicas para que abrazar a los clásicos sea posible. Si además cuidamos en la edición de quitarles polvo y paja de comentarios viejunos y de prólogos con sabor a naftalina, podemos adentrarnos a descubrir obras con años pero con actualidad.

Leer a los clásicos no es más duro que leer a los que se anuncian en programas del corazón. Es cuestión de decisión, de osadía, de elección directa por lo que sirve. Un clásico durará más, sin duda, pues no llevan conservantes ni colorantes, todo en él es auténtico, antes han demostrado su valía antes otras generaciones. Un clásico es como el buen vino, si está bien cuidado se mantiene en sus facultades.

En España se han realizado algunos intentos con bastante éxito que alguien debería repensar, pues nos faltan ganas de leer y así es complicado estar a la altura de lo que necesita la sociedad. No solo se necesitaría republicar una biblioteca básica de novelas, sino de poesía, ensayo, relatos o libros experimentales. Pero a precio muy básico para que nadie dudara en tenerlos en su armario de salón. Sería una inversión y no un gasto. Me estoy refiriendo al Ministerio de Cultura.

La caridad es negativa para quien la recibe. ¿Hay dudas?

Este fin de semana se han recogido 20 millones de kilos de alimentos en España para los más necesitados, en una labor de caridad sin sentido en una España que sigue malgastando millones en usos de becerros de oro. Esto no me ha gustado nada. La sensación guerrera de los grandes palet en los supermercados recogiendo legumbre y pasta es penosa para una sociedad que se creía haber llegado a Europa hace tres décadas. Si esta es la Europa, hay que salir de ella. Si este es el futuro hay que guerrear por otro.

No podemos sentirnos bien si hemos entregado las migajas de un euro contra el hambre. Esa no es la solución. Incluso diría que va en contra de la solución. Una sociedad solo puede hacer caridad cuando los mecanismos normales se hayan hundido. Una catástrofe natural o violenta. Nunca por errores en las políticas, que una vez y otra volvemos a refrendar nosotros mismos con nuestros votos.

Yo me niego a dar un kilo de trigo, un litro de leche. Eso es pecar, no es lavar la conciencia. Mientras se tiran millones de euros, millones de kilos, millones de horas de trabajo. Un kilo de lentejas es solo disimular, creyendo que el cielo así nos espera menos nublado. Lo siento.