Este es el icono de la nueva España, pero
lo curioso es que es un icono, una marca, que molesta a la inmensa mayoría de
las voces que hablan o escriben por los medios. Como si les diera miedo no de
que realmente llegaran y se asentaran, sino de que también representaran el
despido de tanta boca gris que siempre habla lo mismo.
Yo no soy de Podemos. No lo será nunca.
Soy de otro partido, e incluso yo debería tener todas las papeletas para odiarlos pues
representan a los que me quitarán votos a mi.
—¡Jode qué raro es el de este
blog!, se dirán algunos.
Yo ya conocí al resurgimiento del PSOE de
Felipe sobre otros partidos socialistas de aquellos años en feroz lucha
interna. He visto nacer a una AP que no era nada y llegó a gobernar en cuanto
añadió una gaviota. He observado el nacimiento y muerte de la tan poderosa UCD.
Vi como cerraba el PC. O como el CDS recogía cenizas y las volvía a tirar. O
como intentaba el PL (los liberales) crear una alternativa. Incluso he entrado
en el 15M varias ocasiones, para aprender y desaprender.