1.11.14

7 siete detalles que tienen los creativos que triunfan

Buscamos la creatividad como elemento diferenciados de nuestras posibilidades de excelencia, de triunfo laboral y personal. Pero la creatividad no es sencilla de arropar, aunque se puede cultivar y aprender. Aunque sobre todo lo importantes es detectarla a la hora de formar equipos, pues es un componente casi imprescindible hoy para lograr ´éxitos.

Una personas que tenga de verdad una actitud creativa ante la vida, que tenga capacidad de crear salidas y soluciones, de construir nuevas formas de ver y trabajar, de interactuar según el equipo de trabajo y el problema que lo rodea, es una persona muy válida en todo tipo de organizaciones. 

Pero… ¿qué debe tener? ¿cómo se detecta a estas personas capaces de crear, modelar, hacer funcionar nuevos proyectos?

 Debe ser una personas con gran capacidad de acción, que sepa trabajar en equipo y darles a cada miembro una capacidad diferente de trabajo pero restarles a cada uno de ellos su propia capacidad de liderazgo. Trabajar en equipo es precisamente eso: trabajar en equipo.

Estas personas deben tener una gran capacidad de análisis de las situaciones, de estudio de las alternativas, de arropar todos los datos posibles y con ellos construir algo nuevo. Sin información es imposible tomar decisiones. Pero la información hay que saberla seleccionar.

Son personas muy trabajadoras aunque no siempre se note, y sobre todo muy constantes en sus proyectos. Analizan todo varias veces, pero en su interior.

Trasmiten energía, ilusión nuevas formas de ver las aristas, las dificultades, las oportunidades de cambio.

Son personas con enorme capacidad de aprendizaje, tanto en cantidad como en calidad, como sobre todo en diversidad. Todo sirve, de todo se aprende, solo es cuestión de saber elegir y tomar aquellas maneras propias que sirvan para otras.

Es un colaborador o un gerente o un líder que siempre va sacando de la chistera nuevas ideas y proyectos. La inmensa mayoría de ellos parecen locuras pequeñas, pero algunas se convierten en escalones sobre los que auparse. Se lanzan destellos y se recogen luces.

 Es una persona diferente, distinta a los que lo rodean, con una personalidad curiosa, extraña, que sobresale, que aparente un talento y un saber dominar, que no siempre es lógico. Pero sus locuras son positivas y no negativas, y él mismo las sabe dominar y enterrar cuando detecta que solo son eso: locuras.


El "día de después" es el peón basura de la política

Siempre tenemos como una losa muy compleja los  días de después como el punto de inflexión importante ante los problemas. Tras el 9N tendremos los días de después, pero también tras las nuevas Elecciones Municipales de mayo 2015 o tras las Generales de no se sabe bien qué fecha. No sabemos gestionar el camino y esperamos saber gestionar la meta.

La sociedad espera soluciones, es decir cambios, reformas profundas, incluso la explosión de algunos elementos que hasta ahora solo han servido para lastrar nuestro funcionamiento. Las reformas ya no pueden ser de forma, sino de riesgo. Algunas de ellas de alto riesgo incluso. Pero de alto riesgo es tener hambre, no tener trabajo, tener a una generación de jóvenes sin futuro social.

Los días de después siempre se construyen sobre los días de antes y en los últimos años damos la sensación de que solo nos importa nuestra capacidad para resolver los problemas cuando ya son inevitables, cuando ya están sobre nuestras cabezas. Es decir, cuando ya es tarde. Cuando un problema es serio, esperamos a que crezca lo suficiente como para ser inevitable tener que tomar decisiones sobre la marcha. Se tomen la que se tomen, siempre decimos que eran inevitables y urgentes. Es la prioridad lo que nos marca la agenda, en vez del estudio sosegado.

Pero por otra parte, es cierto que gran parte de estas medidas nunca se tomarían si no tuviéramos el problema apretando nuestro cuellos. Somos como sociedad incapaces de tomar las medidas inevitables desde el sosiego y el consenso y preferimos que se coinviertan en problemas importantes para así tener manos libres en la toma de soluciones. Una trampa maquiavélica, si la jugamos planificada desde el principio.