3.10.14

O ruptura violenta o reforma lenta y parcial. No hay término medio

Juan Luis Cebrián ha dicho hoy algo obvio que ya apuntaba yo en alguna ocasión: Las sociedades del Norte de África, tras la Primavera Árabe, han transformado las reformas hacia el nacimiento del Estado Islámico. Es todo lo contrario a lo que pretendían, pero ante las reformas contra las sociedades ligeramente democráticas siempre tenemos dos opciones y hay que saber que no existe término medio.

A/ Una parte de la sociedad se vuelve muy violenta y destruye reformando toda forma de democracia. Entra la dictadura militar o religiosa o social a controlar la sociedad.

B/ Una parte de la sociedad quiere más democracia y quiere derribar con presiones democráticas al que gobierna. Se cansa y abandona o logra pactando algunas reformas necesarias pero insuficientes.

Siempre, si no se está seguro totalmente de que la posibilidad A nunca podrá aparecer y adueñarse de la situación con su violencia, existe el peligro si se emplea la posibilidad B, de que al final las reformas que se logren seas precisamente las que plantean los violentos amantes de la opción A. Simplemente, porque sin violencia como opción posible de defensa, a poco que la opción A se quiera imponer, no es posible evitar su tipo de reforma violenta y dictatorial. La única manera de defenderse contra la violencia es con violencia.

O lo que es lo mismo. Siempre hay que elegir entre ruptura y reforma. Pero la segunda necesita la misma fuerza que la primera o sera imposible defenderla, a poco que estornude la primera.

Mucho cuidado pues con las reformas a medias, con un querer y no poder, pues al final siempre hay listos dispuestos a saltar a la mata de la violencia. Por eso siempre las rupturas son violentas y las reformas lentas y poco seguras. Pedir una ruptura desde la democracia es imposible.

Los jóvenes árabes no querían el Estado Islámico, pero al caer las dictaduras militares de sus países se abrió la espita a las dictaduras religiosas que se han transformado al final en militares islamistas. Y que solo desaparecerán con otra dictadura militar. No es un círculo cerrado, es que las transformaciones sociales requieren un tempo y unas instrucciones lentas que no siempre se quieren cumplir.

Nota.: ¿Y no hay solución diferente si no se quiere la violencia? La he apuntado. Jugar con los tiempos y asumir un tempo acompasado dentro de la suavidad y la lentitud. Las reformas siempre son lentas y por ello deben estar muy bien planificadas para que no se canse nadie y se logren unos objetivos palanca, suficientes y asentados.

30.9.14

A veces tras uno malo, está esperando otro peor

Raudo y veloz como nunca, el Tribunal Constitucional admitió a trámite el asunto de Cataluña para dejarlo en suspenso como todos sabíamos. Un poquito mas de tiempo no hubiera estado mal, para no dar la imagen de un corta y pega preparado. Ahora la pelota la tiene Mas que también entiende de tiempos y de esperas.

La lógica dice que disolverá el Parlamento, a poco que Durán se despiste, asunto que llevará a un gobierno "duro" en Cataluña, a la posible disolución de Convergencia y Unión, y a un nuevo planteamiento político que podemos intuir sin aventurarnos por lo realmente peligroso. Ya no estaríamos hablando de preguntar. Quien gobierne la Cataluña a partir de 2015 lo hará con un programa conocido y por ello con un mandato de los catalanes contundente y preocupante. Ya no habrá que preguntar, a partir de ese momento se asumirá que los catalanes ya han hablado.

Cuando se actúa desde una parte, desde la otra se reacciona, siempre. Es la ley del ajedrez. Así hasta que uno de los dos contrincantes abandona o pierde por Jaque Mate. 

Y Artur Mas está a punto de abandonar para ser sustituido por otros catalanes. La pregunta que nos deberíamos hacer todos es si para España es mejor Mas o cualquiera de los otros posibles jugadores, incluida la sociedad en grupo. A veces el malo no es el peor. 

Ahora toca convencer a Mas de que no abandone, pues es bueno enfriar la partida teniendo como contrincante a un tipo elegante. Pero creo que no estamos por la labor de entender de corbatas.