27.9.14

Las seis 6 formas de dormir más habituales

Dormimos de seis formas distintas, y cada uno de nosotros tendemos a dormir de una forma o de otra, según como posicionamos el cuerpo sobre la cama. 

Quedan forman muy minoritarias que no entran dentro de lo considerado normal. 

Al cabo de la noche es normal cambiar de posición o más habitual, dormir de alguna forma distinta según los días. Pero siempre tenemos alguna forma más particular y fija de dormir.

La posición fetal es la más utilizada, entre un 40% y un 45% de las personas que duermen.

La posición de tronco la utilizan entre un 15% y un 18% de los dormilones

La posición melancólica u Orador se emplea entre un 13% y un 15 % de los casos

La posición soldado la utilizan entre el 8 y el 10 de las personas

La postura boca abajo o caída libre se utiliza entre un 7 y un 10% de las personas

La postura de estrella de mar la emplean entre el 5% y el 7% de los soñadores

Cada forma de dormir se asocia a una forma de ser, de comportarse en la vida. Busca por internet y mira a ver si coincide con tu forma de comportarte. Yo esto no lo tnego tan claro y por eso no hablo de ello.


No es lo mismo callar que lograr acallar

No es lo mismo mantenerte en silencio que provocar el silencio en otras personas. No es igual callar que acallar. Es otro estado posible, logrado a través de la inteligencia relacional, del saber controlar y dominar muy bien la palabras.

El otro día me hicieron callar en una reunión, lograron acallar mis planteamientos con una frase certera —tocado— y eso es la inteligencia del que interviene para responderte, del que emplea sus silencios para controlar y sabe lograr los silencios de los otros para dejar que entre un diálogo en las veredas que no le interesan.

Hablar es un arte, dialogar y negociar puede ser el sublime ejercicio de la dominación. Porque todo hay que hacerlo desde la sabiduría, sin producir rechazo, pues se trata de lograr objetivos, no de conseguir reacciones. Quien sepa dominar sus silencios, controlar sus palabras y saber emplearlas para dominar las palabras de sus interlocutores, tiene un éxito añadido. Puede seguir siendo amigo pero actuar como contrincante, como controlador de los demás. Al menos hasta que le descubran sus trucos textuales.