17.9.14

Aplausos para Pedro Sánchez del PSOE. Aunque cueste entender esta forma de comunicación


Todos preparados que voy a decir una barbaridad. Hoy a la tarde y tras criticar muy fuertemente Jorge Javier Vázquez desde el programa Sálvame contra el Toro de la Vega por ser el alcalde de Tordesillas del PSOE y no entender que se permitan estas salvajadas, ha llamado en directo el Secretario General del PSOE Pedro Sánchez para aclararle su punto de vista sobre este asunto.
¡Plas, plas, plas!

Es un programa de televisión cirquense, pero que un político llame con independencia de los contenidos libres del programa, para ofrecer una aclaración en directo, es de aplaudir, sin duda, entre esta nueva política que debe abrirse paso a borbotones.

Si lo están viendo casi dos millones de personas, no solo busca la aclaración y el asentamiento del voto de los espectadores, sino también la cercanía, la interacción, el uso moderno de los medios de comunicación.

Las críticas van a venir a borbotones, pero personalmente creo que ha sido un acierto, pues el político debe ser el que gestiona las dudas, el que ofrece sus posturas a la información pública, esté esta donde esté. Tan importantes son estos dos millones que ven tripas de corazón que los que hacen deporte, leen El País o entienden de música clásica. La sociedad es muy plural y el político debe estar en todos los sitios donde se reclame sus actuaciones.
¡Plas, plas, plas!

Nota.: Como hablo bastante de comunicación política, no es malo conocer nuevos caminos de comunicar y que ya emplean los nuevos líderes, más abiertos al contacto en todo tipo de situaciones. No entender esto, no darnos cuenta que la sociedad está en todos los lugares, esperando la explicación, es una equivocación. Sobre todo por que entre las obligaciones del político están las de aclarar en todas las situaciones, todo lo que afecte directamente a sus ideas, programas, sociedades o declaraciones anteriores.

16.9.14

¿Qué solución tiene el problema con/de Cataluña?

Ya empiezan los duros de la España nerviosa a tramitar y trasmitir sus miedos a todos. Hoy García Margallo, que no le tocaba opinar de esto pues es Ministro de Asuntos Exteriores y no Interiores, ha dicho que no se puede descartar que se suspenda la autonomía a Cataluña.

No sabe lo que esto supondría y hubiera sido mejor que hubiera leído a Baltasar Gracián sobre la importancia de los silencios.

Es cierto que desde Madrid no saben qué hacer pues la situación es nueva y delicada, pero en estas situaciones tensar más la cuerda con palabras gruesas y amenazas complicadas no ayuda a resolver los problemas. En esto está mucho más acertado el líder del PSOE, que sobre todo no tiene que resolver el problema.

Artur Más se le ve con menos contundencia que el Gobierno, dentro de su inevitable postura, deseando que se encienda la luz de un camino intermedio. Una posibilidad sería celebrar el referéndum en otra fecha, con otro tipo de preguntas, con unos criterios y controles más democráticos, con una campaña limpia y bien organizada, y acordando que es un referéndum meramente consultivo. No contentaría a nadie, ni a los duros del PP y afines, ni a los catalanes que desean la independencia, lo que nos indica que es el punto medio inevitable para buscar soluciones y no más tensiones.

¿Para qué serviría este resultado? Pues para tomarse en serio que a España hay que dotarla de unos mecanismos federales diferentes, con una relación más compartida y libre, con más respeto entre territorios sabiendo que son todos libres para irse o quedarse. No es romper España, es asentarla en sistemas territoriales parecidos a los de Reino Unido, Alemania, o EEUU, con las grandes diferencias que cada grupo de estados sobre los que me refiero tienen a la hora de engranar sus territorios, leyes, sociedades e historia. 

Y mantener la figura del Rey o del Presidente de la República según se tenga, como garante de la relación unida o separada, algo que llevan muy bien en el Reino Unido y del que se podría copiar. De hecho España es menos España desde que estamos en la Unión Europea y si todo sale como debería, cada vez España será menos España y más Europa.