16.9.14

¿Qué solución tiene el problema con/de Cataluña?

Ya empiezan los duros de la España nerviosa a tramitar y trasmitir sus miedos a todos. Hoy García Margallo, que no le tocaba opinar de esto pues es Ministro de Asuntos Exteriores y no Interiores, ha dicho que no se puede descartar que se suspenda la autonomía a Cataluña.

No sabe lo que esto supondría y hubiera sido mejor que hubiera leído a Baltasar Gracián sobre la importancia de los silencios.

Es cierto que desde Madrid no saben qué hacer pues la situación es nueva y delicada, pero en estas situaciones tensar más la cuerda con palabras gruesas y amenazas complicadas no ayuda a resolver los problemas. En esto está mucho más acertado el líder del PSOE, que sobre todo no tiene que resolver el problema.

Artur Más se le ve con menos contundencia que el Gobierno, dentro de su inevitable postura, deseando que se encienda la luz de un camino intermedio. Una posibilidad sería celebrar el referéndum en otra fecha, con otro tipo de preguntas, con unos criterios y controles más democráticos, con una campaña limpia y bien organizada, y acordando que es un referéndum meramente consultivo. No contentaría a nadie, ni a los duros del PP y afines, ni a los catalanes que desean la independencia, lo que nos indica que es el punto medio inevitable para buscar soluciones y no más tensiones.

¿Para qué serviría este resultado? Pues para tomarse en serio que a España hay que dotarla de unos mecanismos federales diferentes, con una relación más compartida y libre, con más respeto entre territorios sabiendo que son todos libres para irse o quedarse. No es romper España, es asentarla en sistemas territoriales parecidos a los de Reino Unido, Alemania, o EEUU, con las grandes diferencias que cada grupo de estados sobre los que me refiero tienen a la hora de engranar sus territorios, leyes, sociedades e historia. 

Y mantener la figura del Rey o del Presidente de la República según se tenga, como garante de la relación unida o separada, algo que llevan muy bien en el Reino Unido y del que se podría copiar. De hecho España es menos España desde que estamos en la Unión Europea y si todo sale como debería, cada vez España será menos España y más Europa.

Tras las buenas ideas deben venir los proyectos bien realizados

En todo iniciativa que vayas a emprender necesitas tener una buena idea, pero debe estar asentada dentro de un desarrollado proyecto.

Sin ideas nada funciona: deben ser novedosas, posibles, actualizadas al momento, originales. Propias si es posible o adaptadas a tu propio mercado de actuación.

Pero detrás de cada idea u objetivo hay que desarrollar el programa que lo sustente: su rentabilidad, su posibilidad real de construirse, nuestras capacidades para realizarla, el análisis del mercado a donde acude, las competencias y debilidades de la idea, su financiación primera y su mantenimiento, su viabilidad.

Da igual si es una empresa, un proyecto artístico o educativo; toda idea necesita sujetarse tras un proyecto desarrollado para su fin. La idea es la bombilla, el proyecto el cable que le da luz. Si crees tener una buena idea que te permita convertirse en un proyecto, desarróllalo y solo entonces sabrás si tiene posibilidades de ser posible, de ser rentable, de merecer el esfuerzo. El proyecto es el que da sustancia a la buena idea, el que permite saber si además de buena idea merece trabajarla y hacerla crecer.