23.8.14

¿Cuando es mejor NO tener sexo? de momento

El sexo apetece. Siempre, nunca o a veces. Pero hay momentos en los que aunque creamos lo contrario, no son los más recomendables para practicar el sexo que nos apetece. Incluso por propio sentido común, aunque la cabeza te pida una tórrida sesión de sexo salvaje. Pero el cuerpo sin hablar te está pidiendo que te frenes.

El deseo de sexo tras una comida copiosa, tras una velada de comida y bebida que empezó como un pequeño vicio de encuentro cariñoso, debe sopesarse con sosiego, pues el cuerpo está pidiendo calma y tranquilidad. El alcohol es un mal compañero para el sexo, aunque la mente nos diga que hay que terminar con un final feliz. Tal vez una simple sesión de sexo pactada en donde no se busque el apasionamiento sino un simple desahogo como quien se toma una copa final, puede llevarnos a no forzar el cuerpo inoportuno.

 Si llevamos unas horas al sol de la playa, si tras una jornada de sol de verano anochece en la cala junto al mar y apetece reencontrarse con el sexo en un lugar diferente, mucho cuidado con la arena y con las quemaduras del sol aunque sean leves. Los roces harán insufrible el encuentro amoroso. Aunque lo notemos tras pasar la euforia sexual del momento. Una cama suave es mucho más recomendable. Incluso el interior del coche. Pero mezclar arena con piel irritada pues dejar huella. Incluso como bálsamo, sexo dentro del agua es la mejor opción.

Tras una discusión no es bueno tener unas amplias relaciones amorosas. Mejor dicho, el amor si que es muy necesario, pero el sexo no tanto, pues podría volver a surgir chispas sobre las brasas. Amor si, tras una discusión es necesario el cariño compartido; sexo ya no tanto. Y menos si la discusión ha sido con personas ajenas al acto sexual posterior. La tensión hará más complicado un final feliz.

22.8.14

La elección mayoritaría del alcalde se puede volver contra el PP

El cambio electoral que pretende realizar Mariano Rajoy para las próximas municipales es una “cacicada”, sobre todo si lo realiza sin un consenso básico donde además del PSOE deberían intervenir más fuerzas. Y más con un sistema en el que lograr un 40% de los votos suponga tener ya de entrada un 51% de representación, sin segunda vuelta y sin más reformas modernas y básicas.

Pero hay dos puntos que debemos añadir para aclarar esto. Lo primero es que no hay desgobierno en ningún ayuntamiento importante de España. Los pactos han funcionado siempre bien, y han servido para llenar de sensibilidades diferentes la gestión. Añadamos que en los ayuntamientos donde ha existido corrupción siempre han sido ayuntamientos con mayorías absolutas. El segundo es que todos los partidos de izquierda están en contra por su propia incompetencia para leer la medida desde otra óptica posible. Si se presentaran listas proporcionales de los distintos partidos de la izquierda se lograría ganar al PP en casi todos los ayuntamientos de España.

El principal problema de unas listas conjuntas son el reparto del orden de los candidatos de la lista. Algo que con los métodos actuales de sondeos bien realizados se puede solventar entre ellos si hay voluntad buena. Es decir, en vez de pactar después de las elecciones, se pacta antes de las elecciones y se crea una lista con esos acuerdos. Así de sencillo es darle la vuelta. Y que los ciudadanos elijan entre una opción u otra. Al final serán los votantes los que aprueben o no la cocina de esa lista.

Efectivamente siempre existe la tentación de que el partido grande de ese grupo de partidos de izquierda que se presentaría como un Frente Unido, podría querer imponer sus criterios una vez u otra, en unas elecciones o en las siguientes. Pero para eso están los sondeos realizados por los propios integrantes. Ni son tan caros como creemos pues a veces se pueden hacer incluso por los propios interesados, ni son tan manipulables si los controlan representantes de todas las organizaciones. Así que cuidado, querido Mariano, no vaya a salirte el tiro por la culata.