18.8.14

¿Y un seguro de responsabilidad civil para empresas?

Ayer leía una idea buena que nos proponía el sociólogo alemán Ulrich Beck. ¿Y por qué no creamos un seguro de responsabilidad civil para las empresas, obligatorio como el de los coches, que cubriera todo tipo de incidentes, tanto en seguridad como en deudas, suspensiones de pagos o quiebras?

Lo hay para las personas pero no para las empresas, para las organizaciones, lo que ligraría al emprendedor de parte de sus responsabilidades. El precio de dicho seguro sería el gran problema a resolver, pero seguro que hay forma de aplicarlo son arreglo a la facturación, buscando que el seguro fuera posible para todas las partes. ¿No lo tienen sin decirlo los Bancos o las empresas públicas que enseguida son ayudadas por el Estado?

Por que el mayor problema que tienen las empresas, es decir los empresarios, es que una vez que fracasas quedas estigmatizado para toda la vida. Pierdes todo tu patrimonio, el que no hayas escondido, y te impiden volver a intentarlo pues en los bancos quedas marcado en rojo.

Esto nos lleva a dos reflexiones. La primera es que los empresarios están muchas veces más preocupados en distraer sus propiedades reales que en hacer crecer su empresa. Otra realidad es que los riesgos se miden mucho pensando sobre todo en el fracaso y no en el éxito. Es cierto que el miedo cuida la viña, pero para los desaforados están los juzgados.

Normalmente no es sencillo encontrar entre la sociedad a personas lanzadas que crean importante crear empresa y riqueza, aunque parte de ella sea para su beneficio personal. Y los países necesitan emprendedores pues de ellos es gran parte del éxito del país. Pero lo curioso es que en España si fracasas es imposible levantar el vuelo. Bueno, los jetas no tienen este problema. Y los fracasos son siempre una gran experiencia para la vida y para la excelencia.

La idea de tener un seguro que te cubra gran parte de los imprevistos, de las dificultades en momentos críticos, de los accidentes en las inversiones, que actúe incluso como un nuevo termómetro hacia tus propias decisiones, puede ser como decía Ulrich, hasta revolucionario en el mundo de la empresa y de la innovación.

17.8.14

Edificios bonitos pero vacíos, en el viejo urbanismo de nuevos ricos

Muchas veces el contenido es peor que el continente en los edificios públicos modernos de la cultura o la educación, y parte de los políticos hemos caído en la trampa del “edificio bonito” obviando que lo único que debe importar es el saber, la alimentación de lo que se contiene dentro de lo que es muy caro, puede que bonito pero que casi siempre se pasa de moda en pocos años, cuando no se edifican sin contemplar la durabilidad del carísimo edificio. Se nos ha olvidado que el simple papel de envolver es lo primero que rompemos al abrir un paquete y que una vez dentro ya no vemos nunca el envoltorio.

No voy a nombrar el papel de envolver la fotografía que dejo aquí, pues no quiero criticar directamente a una ciudad en concreto. Aunque podría y con sobrada gana. Pero lo triste es que los contenidos de muchos edificios públicos destinados a museos, colegios, institutos, fundaciones, etc. son mucho peores que los continentes realizados por grandes estrellas del ladrillo caro, ejemplo que usan los políticos para dejar sus emblemas de mando, en formas de edificios diferentes.

Lo curioso es que una vez inaugurados, todos los señores de la cara amable cuando cortan la cinta, tienden a olvidarse de las programaciones necesarias que dan sentido al edificio. Ponen a lo sumo a un director de renombre al mando, que a veces tiene varias ocupaciones y no hace ninguna con dedicación plena y contemplan desde las orillas de los ríos como brillan sus cristales inaugurados. Se creen que con eso ya han cumplido.