26.7.14

¿Cómo aprendemos más y mejor? Aprendamos a aprender


Aprender es sobre todo recordar lo aprendido, ser capaz de retener aquello que nos enseñan, lo que absorbemos interiormente y que debemos retener para el momento en que nos haga falta emplearlo. Aprendemos hoy pero no sabemos cuando lo necesitaremos. Por eso es fundamental recordar, interiorizar lo aprendido. Incluso olvidarnos de que lo sabemos, pero no olvidarnos de lo que sabemos.

Hay principalmente tres formas de aprender.
Aprendizaje verbal
Aprendizaje visual
Aprendizaje por prácticas

No todos interactuamos de igual manera con los tres sistemas de aprendizaje pues algunos dan más importancia mental de la media a uno o a otro sistema, pero lo demostrado es que el aprendizaje verbal es el más utilizado pero el que menos capacidad tiene para lograr objetivos perdurables, mientras que el aprendizaje por descubrimiento y práctica es el más eficaz pero el menos empleado y el más complejo de tener a mano.

Se calcula que solo entre el 10/15% de lo que leemos queda retenido y que entre el 15/25% de lo que nos dicen, de lo que escuchamos logramos guardar como experiencia. Estos son los dos pilares del aprendizaje verbal.

En cambio si se nos enseña con visuales logramos retener entre un 30/40% de lo que se nos muestra, llegando al 50/65% si además se nos hacen prácticas en el acto con demostraciones de lo que se nos explica.

Si logramos participar en la demostración podemos lograr retener hasta un 80% de lo que se nos está enseñando, que puede llegar al 90/95% si somos nosotros los que tenemos que realizar la operación que intentamos aprender, en el típico juego de error solución, donde nuestra capacidad para tomar decisiones son vitales para lograr los objetivos de la prueba y para así aprender de ellos. Por eso los aprendizajes antiguos de oficios o tareas tenían una capacidad tan enorme de crear profesionales, pues sobre todo se basaban en el trabajo de campo, en la responsabilidad por y para hacer las tareas, bajo tutela y asesoramiento, pero siempre practicando.

24.7.14

No es lo mismo vivir sólo el presente, que vivir al día

Habrás escuchado y leído mil veces que hay que vivir al día, y siendo cierto se olvidan de algunos principios básicos que debemos tener para emplear esa filosofía vital con garantías, pues de no hacerlo, en vez de ser una forma positiva se nos puede volver en todo lo contrario.

Hay que vivir el presente, pues el pasado ya no existe ni volverá nunca y el futuro nunca existe ni existirá, pues cuando llegue se convertirá en presente con todo lo que eso supone.

Bien y cierto.

Esto lo tenemos claros todo, solo podemos vivir el presente aunque intentemos otra cosa.

Y estar con el peso del pasado encima de nuestras decisiones nos atenazarán y será una idiotez, pues nada de lo que ocurrió volverá a repetirse igual y ante las mismas circunstancias. Es cierto que decimos que la historia se repite, que si no aprendemos de ella estamos condenados a repetirla, etc. Pero eso sucede si no aprendemos de lo que nos ha sucedido y en cambio insistimos en lo negativo para que nos llene de miedos y temores.

Los pasados nos deben servir para aprender, por eso hay que respetarlos, conocerlos, aprender de ellos, pero no emplearlos como un freno sino como un activo de experiencia.  

Por otra parte el futuro vendrá, sin duda, y nos debe pillar bien asentados. Para ello nada como trabajar sobre lo único que podemos actuar, el presente.

Y aquí es donde debemos tener cuidado con diferenciar lo que es "vivir el presente" de "vivir al día". Solo se puede vivir el ahora, pero debemos ser conscientes de que el mañana vendrá más rápido de lo deseable y nos debe pillar con las alforjas algo llenas.

De dinero, de sabiduría, de amigos, de formación, de amor, de propiedades materiales y espirituales. No podemos ni debemos vaciarnos cada día, agotar todo lo que tenemos cada día, pensando que mañana no existe. Puede incluso que no exista para ti, pero existirá para los demás y debes dejar apañado tu recuerdo y tu despedida. Si te vas vacío te recordarán vacío.