4.7.14

¿Cuanto sexo en cantidad es habitual o normal al mes?

Tenemos como sociedad menos sexo del que nos imaginamos y mucho menos sexo del que decimos, algo que además va en aumento. No hay tampoco casi diferencia entre la cantidad del sexo si vives con pareja o si estás sin pareja, lo que nos indica que además de darle poca importancia al sexo, nos estamos haciendo un lío de tamaño considerable. ¿Por qué ya no tenemos tanto deseo sexual?

Incluso se están dando datos preocupante para la salud mental y familiar. Un 20% de los matrimonios no tiene sexo nunca, algo que enseguida clasificamos como matrimonios de mucha edad, pero no siempre es así. Algo más de un 10% de los matrimonio con menos de 50 años de edad solo hacen el amor una vez al año. Seria interesante saber además en qué condiciones y por qué.

Los jóvenes con pareja o con parejas esporádicas tienen a realizar sexo más de 100 veces al año, pero estas posibilidades van bajando no tanto por la seguridad de la relación o la edad como por el cansancio y la apatía.

 Efectivamente, además, estos datos son muy variables, es decir muchas parejas no cumplen en absoluto estos parámetros, lo que nos indica que hay muchas otras parejas que están en peores números sexuales que estos que se conocen y que son la media.

El deseo sexual baja con los años de matrimonio, pero un 30% lo pierden casi en su totalidad, algo más en las mujeres.

Muchas veces detrás se esconde un conflicto de relación, malos entendimientos entre personas, heridas sin curar, situaciones mantenidas que con libertad económica conducirían a divorcios.
Exceso de trabajo y falta de sueño, agotamiento mental, estrés y ligeras depresiones que además conllevan la toma de antidepresivos lo que resta deseo sexual en gran medida.

Incluso odio hacia la pareja, en distintos grados, lo que lleva a castigar a la compañía de vida con la negación a realizar el acto sexual. Convertimos pues la relación en una situación complicada de asimilar en el medio plazo.

¿Pero qué nos sucede si no hacemos sexo con la naturalidad y frecuencia normal entre animales racionales?

Pues nos volvemos más irritables, con más ira contenida, con menos poder para mejorar la relación familiar, con más capacidad para buscar fuera de la relación otras relaciones sexuales en ambos sexos, perdemos intimidad y respeto compartido, e incluso perdemos salud mental.

¿Cuánto es el sexo considerado normal? La cantidad importa, como importa la calidad. Pero cuando se está en una situación débil, la cantidad toma el puesto capaz de intentar mejorar. El margen que nunca debe perderse hacia abajo, el límite mínimo debe ser una relación sexual al mes. El límite normal que si se pierde hay que intentar mejorar debe ser una relación sexual a la semana o cada 10 días. Lo habitual en personas con una relación estable pero con algunos años de convivencia debe ser de un par de veces a la semana, pero no de forma uniforme, es decir de entre 6 a 10 relaciones sexuales al mes. Tener entre 20 y 50 relaciones sexuales al mes es una maravilla que hay que conservar, si ambas partes están contentas con la situación y se tienen con una calidad media alta.

¿Por qué fallamos a la hora de hacer dieta?

Es verdad que hacer dieta es un problema añadido al motivo por el que debes hacer dieta. Y que muchas veces fallamos por que el sistema que nos plantean para realizar la dieta es excesivamente duro. Pero también es cierto que cuando se nos plantea hacer dieta, en la mayoría de los casos es necesario cumplir con la necesidad.

Debemos distinguir las dietas para perder peso por estética de las dietas por problemas médicos, de salud. Ambas son muy importantes pero ambas tiene unos márgenes de actuación personal muy diferentes.

Normalmente las dietas van acompañadas de “algo más” que la supresión de ciertos alimentos. Una dieta hay que intentar cumplirla, el resto hay que exigirse sin duda el realizarlo. Generalmente ejercicio más o menos suave. Todo tipo de dieta es necesario, pero en casi todos los casos, más aun necesitamos cambiar hábitos y abandonar el sedentarismo. Sean dietas para perder peso, para la glucosa, para problemas cardíacos, etc.

 Muchas veces las dietas que nos entregan son excesivamente restrictivas lo que dificulta que las admitamos y las cumplamos por agotamiento mental. Hay que moderarse, replantear a veces la dureza de la dieta, sobre todo si tienen que ser para toda la vida, y hablar con el profesional. Cada uno de nosotros tenemos una medida y una capacidad de soportar un cambio tan importante en nuestras vidas. Ser excesivamente duro con el cambio nos puede llevar a abandonarlo.

Si el cerebro nos pide saltarnos una dieta en un momento dado, es decir, tener “un capricho” debemos controlar el tamaño del deseo, y que permitir que se nos convierta en una trampa habitual. Pero es bueno tener la libertad de saltarse las normas muy de cuando en cuando. Si admitimos que nos estamos saltando lo indicado vamos bien. Lo malo es si creemos que saltarnos la dieta solo supone más beneficios mentales y ninguna calamidad en la salud.

Si tenemos que acudir a una fiesta, si estamos fuera de casa, si tenemos que estar junto a muchas personas y no te apetece tener que estar indicando que estás en una dieta leve o moderada, debes emplear algunos trucos que funcionan bien. Tomar un botellín de agua con gas antes de comer. O tomar una ensalada antes de salir de casa. O simplemente tomar de lo que te ofrezcan pero en mucha menos cantidad y degustándolo todo mucho más lentamente. Si quieres comer menos y que no se note mucho, nunca acabes la primera y para ello nada como degustar lentamente lo servido.

Si estás obligado a realizar dieta busca que dentro de lo que si puede comer, tengas todas las variables posibles. Las verduras son cientos y todas ellas se pueden cocinar y servir de decenas de forma distinta. Busca productos poco conocidos, recetas agradables y especies que refuercen los sabores y te entreguen platos diferentes. Intenta no aburrirte con la comida.

Todos perdemos el control de nuestro esfuerzo por dejar un mal hábito o una dieta cuando nos afecta un problema emocional. Dejamos de fumar pero volvemos cuando una situación se nos escapa de las manos. Lo mismos sucede con las dietas. Si hoy nos hemos cabreado no acudamos a la nevera en busca de ayuda, vayamos en el encuentro de una música o un libro, de pasear o de hablar con un amigo. Tu salud te lo agradecerá.