16.6.14

Dudas ante la Monarquía que viene y ante la República que no sabe nacer bien

A pocos días de recambiar al Rey Juan Carlos por su Hijo —tal vez Felipe VI— siguen las grandes dudas sobre el todo y los todos. No logran ser claros, todo se viste de color rosa, de escondidas intenciones, de decisiones que parece equivocadas. Pero no sabemos los motivos reales de cada movimiento de piezas.

No sabemos por qué realmente ha abdicado el Rey. No nos convencen las anunciadas posibilidades por muchos motivos. De ser cierto que en enero ya lo sabían muchos, no tiene sentido que nos engañara en el discurso de Fin de Año, se podría haber callado; u otro tanto a los militares en la Pascua Militar, guardando silencio sobre un tema del que nadie le preguntaba directamente.
Tampoco sabemos por qué no acude a la Proclamación de su hijo como Rey. No nos encaja la excusa de que así no le resta protagonismo. En un acto así le puedes restar o le puedes dar más fuerza al nuevo Rey, dependiendo de tus gestos.
Me molesta sobremanera que el nuevo Rey acuda a jurar a la Proclamación vestido de Capitán General de Tierra. No lo entiendo y creo que es un inmenso error.
No acepto que se hable antes de Jurar el recambio sobre privilegios de miembros de la Familia Real, de los estados legales de los Reyes padres, etc. Eso sobra del debate, ahora no toca.

Pero por otra parte me molestan los fondos del iniciado debate sobre la República que se ha intentado montar sin sentido y con presencia en las calles, aunque nunca con suficiente calidad. Quien habla de República debe saber —y así lo he intentado plasmar en algunas notas o entradas en blog— que hay muchas formas de República posible y que antes de hablar en abstracto hay que sentarse a analizar qué tipo de República queremos para una posible o imposible España. Está bien pedir libertad, República o educación en abstracto por parte de la gente de la calle, pero los que están en los despachos y tienen la obligación de diseñar el futuro deben hablar de algo más que de una palabra, deben diseñar aunque sea con pinceladas gruesas, qué República creen que es válida para España. Y este debate no se ha abierto ni se ven apuntes de que se vaya a realizar. Hoy la sociedad ya no admite más políticas en abstracto. Si queremos que la gente se integre en las sociedades desde la participación hay que hacer pedagogía y entregar a cambio información real y sinceridad.

15.6.14

Partido. Socialista. Obrero. Español.

Aunque lo parezca no voy hablar del PSOE. Pero voy a utilizar sus siglas para un ejercicio de debate personal. Partido Socialista Obrero Español.

PARTIDO.: Está sobre la mesa el debata sobre qué fórmula deben tener las organizaciones que en el futuro de mañana mismo, sean capaces de gestionar mejor las naciones, las sociedades. Esto debe ser la política, pero ahora hemos perdido toda la credibilidad y el respeto de la sociedad española. Hay pues que recuperarlo, sin duda, complicado mientras entre todos no seamos capaces de lograr un sistema ajeno al “partido” y que sea más eficaz. De momento no hay ideas y lo que ha surgido del Movimiento 15M se ha tenido que convertir en un “partido” para tener visibilidad válida y útil ante la sociedad. Veamos ahora si entre todos logramos que cuajen los cambios, que no solo afectan a lo que ha surgido nuevo sino a los anclados viejos sistemas que al ver las orejas al lobo tenemos que cambiar con urgencia.

SOCIALISTA.: No es lo mismo ser socialista que ser comunista, anarquista, nacionalista o separatista, conservador, liberal o falangista y esto gran parte de la sociedad no lo sabe distinguir bien. Incluso entre los militantes de los partidos hay sus dudas. Las diferencias son importantes y la pedagogía política al respeto nula. Sin saber no seremos capaces nunca de diferenciar y de poder elegir, pues son unas concepción de la sociedad muy distintas, les hagamos las “terceras vías” o los eurocomunismos pertinentes. Hay por ejemplo muchos nacionalistas que nunca querrían las independencias y que están a favor del derecho a decidir como están a favor del derecho al divorcio y posiblemente nunca se divorciarían. Muchos abrazan en sus diálogos de bar al anarquismo sin saberlo, pero desconocen qué de bueno y de malo tiene el anarquismo.

OBRERO.: Ser calificado de obrero nos ha parecido anacrónico durante las últimas décadas, pero no lo es reconocer que hemos perdido (nos han robado) la separación de clases y por ello la lucha en defensa de “las clases sociales” pues nadie quiere ser considerado “de Clase Trabajadora o de Clase Baja”.  Lograron hacernos creer que todos éramos de Clase Media y que en ello radicaba el éxito incluso de las naciones. Hoy casi todos somos de Clase Baja, se nos han olvidado las mentiras de las Clases Medias. La separación siempre ha sido muy sencilla. Las Clases Bajas u Obreras son la que tienen que trabajar para vivir y dependen del trabajo “de otro”. Las Clases Medias son las que dependen de su propio trabajo o de la suma de su trabajo por cuenta ajena más sus ingresos de sus capitales o sus propiedades lo que les convierten en personas que pueden elegir. Las Clases Altas son las que dependen del trabajo del otros, las que logran sus ingresos con el trabajo de “sus” Clases Bajas. Y ahora colócate tú mismo.

ESPAÑOL.: España se rompe es un mantra que por repetirse no será ni más verdad ni más mentira. España se rompió el día que entramos en Europa si de verdad creíamos que esa Europa iba a ser como nos lo indicaban: unos Estados Unidos de Europa. España se rompió con las sucesivas guerras entre Carlistas y Borbones, entre las invasiones de los franceses y las pérdidas de todas nuestras posesiones repartidas por medio mundo. Aferrados a esta España envuelta en la península tras asumir que Portugal ya no era española se nos olvidó lo fundamental, que era cuidar a sus habitantes dentro de su enorme diversidad histórica y cultural. Se puede ser español pero no por ello hay que renunciar a ser catalán o aragonés como se pretendió durante décadas. Se puede ser aragonés o vasco sin tener que renunciar a ser español, siempre que se nos trata con respeto y como si fuéramos adultos. Todos creemos en las ayudas territoriales y en los repartos, pero si quien los realiza lo hace con justicia y legalidad y con sentido social. La sociología enseña los comportamientos humanos en grupo como la psicología enseña los comportamientos de las personas individuales. Olvidarse de estas materias a la hora de hacer política de Estado es de imbéciles letrados.