Tras el triunfo del partido político Podemos todos tendemos
a preguntarnos por qué, cuando, quien, cómo. Y la respuesta sencilla viene
enseguida.: “Les han votado los jóvenes”.
Creo que esta aseveración no es cierta y me baso en algunos
datos de la noche electoral cuando se recontaban los votos, sabiendo a qué hora
había votado el segmento piramidal de la población, pues realicé un sondeo
amplio de casi 1.000 notas sobre este tema. Al abrirse las urnas algunas
vuelcan todo el contenido sobre la limpia mesa y en otras van sacando de uno en
uno los sobres. Abajo o arriba quedan los votos de la mañana y al revés los de
la tarde, bien distintos en edades.
Pablo Iglesias representa para muchos adultos cincuentones
lo que hubiéramos querido ser y nunca fuimos. Muchos de nosotros venimos de la
Transición, del Desencanto, de la Desafección y ahora de la Oportunidad en poder
volver a lograr lo que nosotros no fuimos capaces de lograr para nuestra
sociedad. Somos gente que si acudimos a votar y que si estamos hartos de la
inoperancia y el cambio. Un cambio que comenzó en 1982 y que tanto ha cambiado
que ya no lo conoce ni su madre. De ser cierta mi sospecha, ojo, pues entonces Podemos
habrían venido para quedarse. Y eso puede ser hasta muy bueno.