En todas las empresas hay alguien que aparente ser el dueño, la figura de un jefe de producción, alguien que hace de encargado, la capacidad de un líder. Puede que no sea el que realmente manda, pero es el que cumple el rol de mandar.
Suele ser la cabra más guapa, la que tiene los cuernos más grandes, la que lleva el cencerro más sonoro, la que tiene barbas bien peinadas, la que le cae bien al pastor.
Pero en todos los rebaños hay un líder nato que parece que va por libre y sabe mirar de reojo a los que osan acercarse al grupo de cabras de leche o de carne.
Sabe que su obligación es atacar si lo entiende necesario, sabe que entonces bajará la cabeza y enseñará los cuernos para impresionar. Es su función social.
Mientras todos los demás comen hierba, él observa.
