1.2.14

“Protestar no sirve de nada y no está de moda”

Efectivamente hoy se dice (en voz baja) lo que muchos creíamos y pocos nos atrevíamos a decir en público.

“Protestar no sirve de nada y no está de moda”

Se me dirá  que lo de Sanidad, las mareas, Gamonal, el 11M y no sé cuantas cosas más. Ejemplos de que SI sirve protestar. Bueno, es una gran equivocación. Nunca protestar sirvió para menos.

Las huelgas generales contra Felipe González o contra Aznar llevaron tras ellas cambios y modificaciones. Con más motivos para hacerlas, las realizadas contra el PP de Rajoy no han movido ni el aire.

Sanidad. Ha sido la justicia. Gamonal. Ha sido en Burgos y se calmó tras una llamada “del jefe” al alcalde subordinado. Los Movimientos y Mareas no están logrando representar nada permanente. Si acaso Stop Desahucios asesorando con abogados está logrando algo de la justicia otra vez. 

Contra la competencia brutal, más competencia inteligente

Ayer comí en un bufet oriental de esos que han proliferado por los centros de las ciudades o dentro de los grandes Centros Comerciales. Pero este tenía algo curioso y es que en medio de la cocina abierta al cliente también servían parrilla argentina.

—Jope —me dije— estos son del Perú.

Podía hincharme a sushi y terminar con unos chorizos criollos, una carrillera de cerdo a la parrilla o unas costillas de ternera con chimichurri.

Así que intenté rascar sobre la idea en busca de los motivos primeros de la iniciativa. Y no me resulto complicado averiguarlo.

El dueño era un español, nada de una empresa japonesa u oriental. Una empresa española donde el dueño curraba desde la puerta intentaba atrapar al comensal sin impertinencia pero informándoles de precios y servicios.

Y todos los que trabajaban en el comedor y cocina eran orientales inmigrantes contratados para el local. Todos menos uno que era argentino y se dedicaba a la parrilla.

—Una mezcla casi explosiva —pensé— pero los clientes empezaban con el sushi y terminaban con la longaniza.

La decisión era del dueño que intentaba no perder clientes que buscaran carne en vez de pescado, pues le habían abierto un restaurante de parrilla brasileña a pocos metros. Y no están los tiempos para jugársela en una competencia normal.

También los españoles podemos competir contra los trabajadores, ideas, iniciativas e inversiones chinas, a poco que nos pongamos a pensar. Todo esto sucedía en Zaragoza, no era Detroit.