12.1.14

Si estás pachucho haz como yo. Cuéntalo que así te cuidan más y mejor

La garganta de trapo me trae un pecho oxidado que al toser aparenta partirse. Escucho mis gruñidos internos que debes ser los que busca mi doctora con esa lupa de sonidos que le cuelga y les digo que suenen bajito que me asustan. He aumentado la química en mi alimentación y ya hoy he tomado más pastillas que pan del bueno, incluido el que he empleado para untar en el pollo con salsa indeterminada.

Estar así solo se compensa si te dicen que lo peor ya ha pasado, pero en mi casa son muy sinceros y casi siempre escucho: "mañana será el día peor". ¿Peor? Bueno, opto por no preguntar sobre el pasado mañana, por si acaso me responden.

No tengo fiebre y eso es negativo pues así lo que sucede es que me llaman quejicas. Si tuviera 38 me estarían mimando. Con 39 se pone la familia preocupada y tampoco es eso. Intento no hablar y saco las ventajas de esto. Así no entro en peleas banales. No puedo, les digo. Y me señalo la garganta. Cuela.

Las divisiones cerebrales funcionan si tendemos puentes

En nuestra complejidad mental vamos edificando nuestra particular forma de ser. Todos tenemos dos vidas dentro de nuestro cerebro aunque no lo parezca desde fuera. La vida profesional y la vida familiar. La vida laboral y de trabajo del tipo que sea y la vida de placer, gozo u ocio. Pero ni la división está perfectamente delimitada ni en cada persona ocupa el mismo espacio cada una de las dos divisiones. Todos somos perfectamente diferentes.

Pero lo importante es que tengamos siempre suficientes puntos de unión, de puentes entra ambas formas de entender y vivir la propia vida. Puentes que nos faciliten el paso de un estado mental al otro con facilidad. Puentes para poder cambiarnos de posición sin dolor ni traumas. Los vamos a tener que utilizar varias veces cada día y si no los tenemos bien colocados en nuestro cerebro, nos fallará alguna de nuestras maneras de comportamiento social.

Lo malo no es que nuestro cerebro solo esté (casi) ocupado en su totalidad por una de las dos formas de entender la vida. Lo malo es que no tengamos suficientes puentes para ir cambiando de lugar, pues todos necesitamos tener ambas posiciones, a ser posible bien repartidas ocupando un parecido espacio mental.