4.1.14

Para cerrar una empresa, un proyecto, hay que tener muchas fuerzas


Nunca hay que caer. Siempre hay que levantarse. Como muy bien dice esta pintada en una pared: “No tengo fuerzas ni para rendirme”.
Por que efectivamente, también cerrar, rendirse, apagar la luz, requiere una gran energía, un sacrificio enorme. No es tan fácil morirse. No es tan sencillo abandonar y escapar de los problemas.
Por eso mismo, antes de rendirse hay que intentar todo tipo de soluciones. Antes de cerrar hay que volver a respirar profundamente, solicitar apoyos, aconsejarse de grandes perdedores y volverlo a intentar.
Los que mejor saben como levantarse tras una caída son los que ya han fracasado antes. Es una inmensa escuela vital, muy válida.

Tenemos pocas palabras para retener la atención del lector

Es muy complejo retener la atención de los posibles lectores. El tiempo es suyo y lo utilizan para lo que quieren. O somos rápidos creando espectativas o se escapan.

Este edificio de Vitoria es un simple ejemplo de muestra que nos díria al contemplarlo desde aquí que merece unos segundos cuando menos de contemplación al pasar a su lado. Es diferente y moderno, es curioso y no sabemos qué contiene, es de color diferente a su entorno y sus ventanas llaman la atención. Parece tener todo.

Pero una vez que urbanamente se conoce, ya no se le presta atención exterior. Necesitamos llenarlo de uso, de vida, de contenidos. Conseguir que el viandante entre y se quede, disfrute o sufra.

Un relato son palabras y solo hay pocas líneas —cuando no pocas palabras— para retener al lector. Pasadas estas, aunque se esconda la maravilla, ya nadie continúa leyendo.