2.12.13

Carta de un obeso que lucha por perder peso

PERDER PESO. UN GRAN RETO

Perder peso es algo que todos y todas nos hemos propuesto alguna vez. Especialmente las mujeres. ¿Cuántas veces hemos pensado: “Tengo que quitarme unos “kilitos”?

La respuesta muchas veces comienza con la misma frase: Cuando pase tal fiesta empiezo. Es como dejar de fumar o apuntarse al gimnasio, una de esas promesas que nos cuesta llevar a cabo. Muchas veces perder peso es una recomendación que nos hace nuestro médico, con la finalidad de evitar males mayores como problemas cardiacos, diabetes, caídas…

Nosotros mismos ingerimos alimentos muchas veces, de forma inconsciente, es decir por calmar los nervios, porque nos apetece, fuera de hora; incluso sabiendo que no debemos, que son malos para nuestra salud.
Comer de manera compulsiva sin poder parar es uno de los motivos que nos hace coger peso muy rápido.

Otra causa del aumento de peso descontrolado son las comidas fuera de casa; si estas no se pueden evitar por motivos de trabajo, deberán ser lo más sanas posible, pero el acto de comer fuera 2-3 veces a la semana (sobretodo en buffets simplemente por placer) tiene un impacto brutal sobre nuestro organismo.

Pongamos un ejemplo real: Una persona de 1,80 metros de alto y que pesa 137 kilos suele padecer también un trastorno de ansiedad. Esta persona come fuera de casa varias veces a la semana y nunca se sacia. Come sin parar y a veces, emplea toda la mañana es un ir y venir a la cocina en busca de comida poco saludable. Así engordó 40 kilos en 8 años. Una auténtica enfermedad que crea otras muchas enfermedades añadidas.

Esta misma persona un día se sube a la báscula de su médico y al ver su propio peso, decide que ha llegado el momento de parar. 
Cambia su vida, sus hábitos. 
Vive ahora con su familia y cuida su alimentación, hace ejercicio varias veces por semana, no se priva de algunos vicios como un aperitivo o unas natillas o incluso una comida fuera de casa una vez al mes (pues de vez en cuando un pequeño capricho no viene mal, incluso es recomendable, para no sentirnos mal con nosotros mismos) pero controla que estos vicios sean eso, vicios reconocidos y controlables. Hay que dominarse.

Con esos cambios nuestra persona real de ejemplo ha conseguido reducir su peso 12 kilos en estos últimos cinco meses. Si ves que poco a poco te sientes menos fatigado, la ropa te viene holgada, baja el nivel de glucosa, tú misma te animas y sigues con tu reto de bajar de peso. Aunque hay que decir que es fundamental el apoyo de la familia y amigos,  que te “frenan” cuando entra la debilidad.

No es difícil, solo hace falta fuerza de voluntad, y amor propio. No hay que pesar 60 kilos si se mide 1,75, pero tampoco pesar 140. Los extremos son malos en todos los aspectos, pero sobretodo en nuestra salud. Tenemos que vivir muchos años y lo que hoy no es problema visible y grave de salud, lo es a los pocos años cuando posiblemente ya no haya remedio.

1.12.13

Duerme junto a la Navidad de cinco plantas

Junto a una de las entradas del gran Centro Comercial de cinco plantas dedicadas a la Navidad hay tirado en el suelo un hombre de no más de cuarentaytantos, sobre dos cartones y tapado por unas mantas color ocre. Parece dormir o incluso soñar con otros tiempos, con menos frío y más compañía.

Son las 9 de la noche y aunque domingo, decenas de personas entran y salen del gran Centro Comercial con bolsas abultadas en plena crisis existencial como sociedad. Casi nadie mira al suelo, si acaso para no tropezar y caer. El hombre sobre los cartones está colocado para no molestar. No quiere molestar, si está allí es por el calor que desprende una salida de aire. No quiere más que dormir y tal vez algo de calor. 

Con la luz se pondrá sentado.

Antes de la Navidad vivía mejor: menos luces, menos gente, menos frío, menos recuerdos. 

No pide, no tiene ni ganas de limosnas, solo de dormir. 

Hoy, como es domingo, a partir de las 9 ya empiezan a desaparecer poco a poco las gentes que molestan hasta dejarlo solo. La noche es eterna y vacía, si acaso alguna visita para molestarlo y muy de cuando en cuando alguien con una ayuda.

Nadie le conoce y cuando un día no vuelva a dormir, tampoco nadie se preguntará por él. Es un simple añadido temporal que molesta muy poco. Es un ser humano como todos nosotros, aunque no lo queramos mirar.