14.11.13

Conozcamos algo más de la diabetes tipo 2 o diabetes del adulto

Coincidiendo con el Día Mundial de la Diabetes comentaremos algunos aspectos de la diabetes tipo 2 que se desarrolla fundamentalmente en parte de nosotros con la edad.

La diabetes mellitus tipo 2 o diabetes del adulto (conocida anteriormente como diabetes no-insulino dependiente) es una enfermedad metabólica caracterizada por altos niveles de glucosa en la sangre, debido a una resistencia celular a las acciones de la insulina que nosotros producimos de forma natural, combinada con una deficiente secreción de insulina por el páncreas.

Por lo general, la diabetes tipo 2 se desarrolla gradualmente, poco a poco, debido a que el páncreas se va deteriorando con el tiempo, por la sobreproducción de insulina en primera instancia y posteriormente por el déficit.

Algunos factores de riesgo que predisponen a un individuo a desarrollar diabetes mellitus tipo 2 incluyen: 

Los antecedentes familiares y la genética (juegan un papel importante)
Un bajo nivel de actividad (sedentarismo)
Una dieta deficiente
Peso excesivo, especialmente alrededor de la cintura
Etnia (las poblaciones de afroamericanos, hispanoamericanos e indígenas americanos tienen altos índices de diabetes)
Edad superior a 45 años
Intolerancia a la glucosa identificada previamente por el médico
Presión arterial alta (Hipertensión)
Colesterol HDL de menos de 35 mg/dL o niveles de triglicéridos superiores a 250 mg/dL (Dislipidemia)
Antecedentes de diabetes gestacional en las mujeres.


La diabetes es causada por un problema en la forma como el cuerpo produce o utiliza la insulina. La insulina es necesaria para mover el azúcar en la sangre (glucosa) hasta las células, donde ésta se almacena y se usa posteriormente como fuente de energía. Cuando se tiene diabetes tipo 2, la grasa, el hígado y las células musculares normalmente no responden a dicha insulina. Esto se denomina resistencia a la insulina. Como resultado, el azúcar de la sangre no entra en las células con el fin de ser almacenado para obtener energía.

Por lo general, la diabetes tipo 2 se desarrolla lentamente con el tiempo. La mayoría de las personas con esta enfermedad tienen sobrepeso en el momento del diagnóstico. El aumento de la grasa le dificulta al cuerpo el uso de la insulina de la manera correcta. La diabetes tipo 2 puede presentarse también en personas delgadas y es más común en los ancianos.

Síntomas frecuentes de la diabetes tipo 2
Con frecuencia, las personas con diabetes tipo 2 no presentan síntoma alguno, en los estados iniciales de la enfermedad. Con el transcurso de la enfermedad, la diabetes está asociada con pérdida de calidad de vida y, en caso de presentarse síntomas, éstos pueden ser variados y afectar diversos órganos.

El primer órgano que suele verse afectado es la vista, pues se pierde visión.
Algunas manifestaciones inespecíficas incluyen fatiga, sensación de cansancio, náuseas y vómitos. A menudo aparece un aumento del apetito excesivo a toda hora (polifagia), así como de la sed excesiva (polidipsia), acompañados de un aumento de la frecuencia en la micción, y en grandes cantidades (poliuria).
Por su parte, la piel se seca, aparece picazón en la piel y genitales, hormigueo, entumecimiento en las manos y pies y las cortaduras o heridas tardan en cicatrizar.

A todos los pacientes diabéticos debe insistírseles en crear o mantener hábitos saludables de vida, principalmente restringir el consumo de hidratos de carbono, eliminación del hábito de fumar y restricción del consumo de bebidas alcohólicas y sal. Debe buscarse médicamente la coexistencia de hipertensión arterial y dislipidemia, la cual ha de ser tratada agresivamente en caso de padecerla. Se recomienda mantener un control médico regular.

Se pueden reducir los riesgos de complicaciones a largo plazo debido a la diabetes. Si se controla la glucosa en la sangre y la presión arterial, se puede reducir el riesgo de muerte, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y otras complicaciones tan graves como el coma diabético.


13.11.13

Consejos para recuperarse de una fractura de hueso

El riesgo de sufrir una fractura ósea es posible para cualquier persona; caer, resbalar, tener un accidente, jugar e incluso sólo caminar, son situaciones en las que se puede sufrir una lesión de este tipo. Sin embargo, en la infancia aumentan los casos debido a la inquietud que caracteriza a los niños.  Si bien la fractura de un hueso ocurre en una fracción de segundos, el proceso de curación suele demorar algún tiempo, todo depende del tipo de fractura que se haya sufrido, pero siempre serán semanas de inmovilización y recuperación.

¿Qué hacer en el momento de la fractura?

Reducción: es cuando dos huesos se han salido de su articulación y debe realizarse un movimiento brusco pero coordinado, para que el hueso se pueda recolocar en su lugar. Siempre debe hacerlo un especialista.

Yeso: es un dispositivo que se coloca en la zona de la fractura para facilitar la soldadura del hueso, se coloca lo más recto posible para que de este modo se suelde adecuadamente el hueso.


Intervención quirúrgica: es una operación especializada para reparar la fractura. Muchas veces tras la intervención se coloca el yeso para ayudar a la curación

Después del procedimiento

Coloca la parte fracturada en alto, puedes utilizar una almohada. Esto con el fin de reducir la hinchazón.

Para desinflamar la zona lesionada, coloca hielo en el área dentro de una bolsa de plástico para evitar quemaduras del hielo puesto directamente sobre la piel.

Si el yeso se encuentra en el brazo, se debe usar un cabestrillo para ayudar al paciente a sostenerlo.

¿Cómo cuido el yeso?

Muchos yesos y férulas no son impermeables, por lo tanto, es importante conservarlos secos. Cúbrelo con una bolsa plástica o una manga impermeable especial para tomar duchas o baños.
Si el yeso se moja, es posible que pierda su resistencia y no sea capaz de conservar el hueso lesionado en su lugar. Si el yeso o la férula se moja, comuníquese inmediatamente con el médico.

En algún momento, la piel que se encuentra dentro del yeso comenzará a picar. Evita insertar objetos dentro del yeso para aliviar la picazón. Puede rasparse la piel y provocar una infección.
No se debe usar talco, cremas o aceites en el interior del yeso.

Verifica que no esté rajado. revisa periódicamente el yeso para detectar que no tenga desgarros ni partes blandas.

No modifiques el yeso, no se debe retirar el revestimiento interno de algodón ni quitar partes del yeso.

Si tienes alguna fractura lo mejor es guardar reposo y tener paciencia para que el hueso suelde adecuadamente, ya que cualquier movimiento en falso hará más lenta tu recuperación.

Caso de peroné

Si la fractura es sin desplazamiento, se pondrá escayola durante 6-8 semanas, y después se procederá a la rehabilitación. Mientras, habrá que hacer ejercicios para no perder demasiada masa muscular y facilitar la posterior recuperación, como contracciones isométricas de los músculos de la pierna.


La fisioterapia será necesaria una vez se haya consolidado el hueso para recuperar los tejidos blandos que se han visto afectados por causa de la lesión y empezar un entrenamiento controlado para volver a conseguir la masa muscular de manera segura, y acelerar el proceso de curación. En la rehabilitación se tratarán la rigidez articular por la inmovilización, el control del edema y el dolor así como la recuperación de la estabilidad articular.