12.8.13

¿En qué se diferencia lo importante de lo urgente?


Hay que aprender a distinguir entre lo importante y lo urgente cuando el tiempo es escaso y las gestiones a resolver se nos multiplican.

Un asunto es importante cuando afecta a los objetivos prioritarios establecidos en la empresa, cuando se refiere a las áreas estratégicas de la misma y tiene una clara repercusión y de forma considerable en los costos o en los ingresos de la empresa. Los clientes son siempre importantes, pero las gestiones con ellos pueden ser también urgentes.

Por el contrario, un asunto es urgente cuando se considera que no puede esperar su solución a un tiempo considerado normal, que hay que resolverlo de forma inmediata. Pero la urgencia real la debemos marcar nosotros, no el cliente que más chille o que más listo sea.

Entre las gestiones urgentes también hay que dividirlas entre importantes y no tan importantes. Si no somos capaces de diferenciar claramente qué es importante y qué urgente, nuestras equivocaciones costarán mucho dinero a la empresa. El gran error es llegar acostumbrar al cliente que solo se podrán resolver sus asuntos si él mismo los considera urgentes nada más plantearlos. Si todos los clientes consideran sus asuntos como “urgentes” algo estamos haciendo mal en nuestra forma de gestionar la normalidad.

• Muchas veces lo importante está relacionado con las oportunidades y lo urgente con los problemas. Hay que construir oportunidades y resolver problemas auténticos.

• Recordemos siempre que con el 20% de nuestro esfuerzo dedicado a los asuntos importantes, producimos el 80% de nuestros resultados. Que las urgencias son los problemas compartidos que si no sabemos encauzar se quedarán como un problema solo para nosotros.

Aprender a motivar a los equipos con poco esfuerzo y sentido común


Motivar a los trabajadores de una empresa con dinero es lo más sencillo y fácil. Y efímero pues es la motivación que antes desaparece. La motivación de las personas de un equipo se deben basar en proyectos a largo plazo. Aumentar “el” sueldo es una decisión a corto plazo que afecta a una persona y a veces fastidia a otras creando un efecto negativo en el conjunto del equipo.

Las personas se tienen que sentir bien pagadas por su trabajo, algo que ahora parece imposible. El buen sueldo es una obligación moral para tener una empresa en el mercado con posibilidades de crecer. Pero cuando hablamos de productividad, calidad, responsabilidad, competitividad, se nos olvida en las empresas entender que es debe asentarse sobre unos procesos de motivación básicos, sin los cuales es imposible tener un equipo de primera.

En una empresa debe haber muy buen trato y excelente relación laboral. Esto SI motiva a los integrantes del equipo. Pero no hay que confundir un buen trato con un trato familiar, son incluso antagónicos.

Se debe reconocer el buen trabajo, el esfuerzo, las ganas de mejorar, los deseos de adaptarse. Muchas veces con un simple diálogo de reconocimiento sirve.

Todos (casi) los trabajadores desean tener un futuro mejor o más tranquilo, con menos sobresaltos, con mejores puestos o con ascensos en su carrera. Hay que conocer los deseos de cada operario y tenerlos presentes en las decisiones de futuro que la empresa tome.

En los últimos años el trabajo ha perdido importancia dentro de muchas empresas. Lo normal es despedir, enfriar las relaciones, bajar sueldos, perder derechos. La factura de estos errores vendrá con retraso, pero vendrá y habrá que pagarla.