11.8.13

¿Qué es (un exceso de) la sensibilidad dental
?


Suele notarse por un dolor corto, agudo y transitorio, que proviene de la dentina más expuesta a la sensibilidad y que se produce en respuesta a estímulos térmicos, táctiles, químicos u osmóticos.
La dentina queda expuesta bien por un desgaste de la superficie dental o bien por retracción del tejido gingival y por ello más exposición de las raíces a las sensaciones externas. Como estas raíces no están cubiertas con suficiente esmalte, los miles de túbulos que van al centro del nervio dental (pulpa) quedan más expuestos.
¿Cuál es su causa?
La exposición de la dentina puede deberse a varios factores:
·       El retraimiento de las encías debido a la edad o a una mala técnica de cepillado
·       Las bebidas ácidas (como los refrescos) erosionan el esmalte y exponen la dentina
·       Rechinado de dientes, que puede volver sensibles a todos o a la mayoría de los dientes o muelas
·       Cepillarse con una pasta de dientes demasiado abrasiva, de forma incorrecta y/o más de tres veces al día, puede provocar pérdidas de esmalte
·       Enfermedades de las encías, que pueden hacer que se retraigan
·       Una pequeña rotura o fisura pueden dejar expuesta la dentina. Algunos tratamientos dentales como la ortodoncia pueden causar sensibilidad.

¿Cómo saber si tengo dientes sensibles? 
Si alguna vez tuvo una sensación dolorosa en sus dientes después de beber o comer alimentos o bebidas calientes o frías, eso significa que usted ha tenido dientes sensibles
¿Cómo tratar los dientes sensibles?
Lo primero y más importante, es que se lo comente a su dentista. Los dientes sensibles generalmente se tratan con éxito. Su dentista le prescribirá un gel o un enjuague con flúor.
Asegúrese de cepillar sus dientes correctamente, pues en caso contrario puede desgastarlos y con ello hacerlos más sensibles. Un cepillado con presión excesiva, una prótesis parcial mal ajustada, el tratamiento de ortodoncia.. pueden producir abrasión dental.

El trabajo cada vez vale menos. Hay que entenderlo para defenderse

Hoy lo repite Santiago Niño Becerra, nosotros lo hemos apuntado en algunas ocasiones, simplemente observando la realidad vemos que desgraciadamente (o por suerte para algunos) es cierto.

El trabajo cada vez vale menos.

Es decir, durante siglos las personas han podido vivir de su trabajo, se les pagaba para que pudieran alimentarse, formar un hogar y tener un poco de ocio; siempre a cambio de su trabajo. Los “dueños” no querían que sus esclavos se murieran, preferían que tuvieran muchos hijos para alimentar su mano de beneficios y además habían encontrado el truco de que si descansaban de vez en cuando, resultaban más dóciles y productivos.

Pero ahora, en la entrada del siglo XXI, el trabajo ya no garantiza la supervivencia, no sirve para cumplir su papel esencial de intercambio vital. Yo entrego mi trabajo y “el sistema” me entrega dinero para vivir con arreglo a las normas de cada siglo.