10.8.13

Conozcamos la Ley de la productividad de Illich

Hay una Ley de la productividad poco conocida y menos respetada, la Ley de Illich, que nos dice que tras un tiempo trabajando, la productividad de las personas baja cada vez a más velocidad hasta convertirse en negativa.

No hay que trabajar MÁS horas, sino trabajar mejor las que trabajamos. No se trata de ESTAR más horas en los puestos de trabajo, sino tener bien organizado el tiempo y la producción. Hay que conocer las curvas de rendimiento según operario, tipo de trabajo, tipo de turnos, cantidad de trabajo, presión ejercido sobre el equipo, etc. Si aprendemos a organizar mejor el uso del tiempo de trabajo produciremos más en menos tiempo. Y con menos errores y más calidad.

Para eso están los Jefes de Producción, los Directivos de RRHH y gran parte de esos nuevos oficios que surgen alrededor de los equipos de trabajo, de los equipos humanos, de la optimización de la calidad y la producción.

Pero España está en otra liga, no quiere entender de esto y prefiere jugar a un mercado laboral del siglo XIX, con unas relaciones laborales obsoletas y de otras sociedades. Incluso entendemos que los despidos, las bajadas de sueldos y los temores de los trabajadores son positivos para el funcionamiento de la empresa primero y del país después. Posiblemente no tengamos remedio.

Vértigo, mareos, desequilibrio. ¿Por qué se produce?

¿Por qué se produce el vértigo o desequilibrio?

El cerebro obtiene información sobre la posición y los movimientos de la cabeza y del cuerpo a partir de tres receptores sensoriales:
El laberinto del oído interno
La vista
La sensibilidad del estado de contracción muscular.

Con estas informaciones se generan unas contracciones reflejas en los músculos de las piernas que nos hacen mantener el equilibrio.

La posición de pie del ser humano es una posición inestable y estamos (de forma inconsciente) corrigiendo constantemente nuestra posición para mantener ese equilibrio.

Cuando un órgano sensorial se altera (sobre todo el  oído interno), se produce una sensación interna de movimiento y un desequilibrio que percibimos con claridad.

¿Para qué sirven los ejercicios de rehabilitación?

Para reajustar los controles cerebrales, de forma que aprendamos a mantener el equilibrio en una situación nueva. Es un poco lo que hace un niño cuando aprende a andar, reajusta su cerebro y aprende a interpretar los informes sobre la postura y el movimiento para mantener el equilibrio.

¿Cómo debemos realizar estos ejercicios?

Comenzar lo antes posible, siempre que nos lo indique el médico y la situación clínica lo permita.
Trabajar al límite de las posibilidades. Cuanto más se esfuerce, aunque al principio lo pase mal y note más desequilibrio, mejor será la rehabilitación.

Comenzar paulatinamente. Las veces que se indican en la tabla que se deben realizar los ejercicios, son las veces finales.

Se suele comenzar con 10 repeticiones para ir aumentando (dos cada vez), hasta llegar al final.

Normalmente la rehabilitación es más rápida y efectiva cuanto más joven es el paciente y cuanto menos medicamentos tranquilizantes o sobre el sistema nervioso central se estén tomando.

El desencadenamiento de la crisis durante la realización de los ejercicios no obliga a suspenderlos salvo que la mala situación lo impida.

Se deben buscar lugares amplios sin objetos que puedan dañarle, con una persona al lado, que le ayude y proteja de caídas, o bien, cerca de posibles apoyos (pared, mesa…)

Nota.: En posteriores entradas pondremos ejercicios para defendernos del vértigo