12.7.13

A mi no me da miedo el Frente Popular


Ayer lo decía muy alto en Grecia el muy respetado diputado de ICV Joan Herrera: “La izquierda real no debe resistir sino vencer”. No hay que crecer sino ganar. Desea, trabaja, intenta crear un frente político unitario en España y Europa de los partidos de izquierda, para demostrar que otras políticas son posibles pero sobre todo necesarias.

Los partidos de izquierdas tienen que acabar con la realidad de que en estos momentos son únicamente los movimientos sociales los que están planteando una oposición viva al actual sistema de recortes e injusticias sumados a la corrupción y los abusos bancarios.

La obligación de los movimientos políticos es tomar la iniciativa, por dura y compleja que sea, para liderar el proceso de regeneración política y social. No hacerlo es condenar a la desaparición a los políticos como válidos y capaces a la hora de gestionar. Y esto nos llevaría a un caos muy complejo de diseñar hoy. Un caos o varios.

La responsabilidad de la izquierda es clara, hay que ser capaces y tener más visibilidad a la vez que crear un respeto que hoy no tiene, entre el resto de fuerzas políticas e ideológicas conservadoras y de derechas.

Como Joan Herrera, a mi tampoco me dan miedo los “nombres”. Ni me asusta cuando se habla de tripartito ni mucho menos cuando se dice Frente Popular. Se hace desde la derecha para desacreditar con las palabras. Si un Frente Popular es capaz de resolver los problemas, de dejar que sigan los abusos contra los más débiles, me da igual el nombre. Simplemente digo que es necesario. Y si a la derecha no le gusta, simplemente que haga posible el que no sea necesario.

El gran problema para que no haya YA en España una colación pensante y con ganas de trabajar de los partidos reales de izquierdas son los egos, los personalismos, los odios ancestrales, la pureza de la ideología progresista. Hay que tirar a la basura los miedos entre líderes y olvidarse por unos años de los odios de tiempos viejos. O se es generoso o simplemente desaparecemos. Y algunos juegan a esto último.

10.7.13

Los papeles de Bárcenas (de momento) no valen para nada


Los papeles de Bárcenas, es decir, esa presunta contabilidad que demostraría que la pasta gansa entraba y salía por y desde el Partido Popular como quien tiene una gran empresa de tramposos, huelen a basura, pero no serán nada.

En cualquier otro país los responsables hubieran dado un paso al frente y tras aclarar y explicar a su modo, hubieran dimitido. No se les pide mucho más, pero no eso se conseguirá en un país como España que estamos en primero de preescolar en democracia.

Aquí estamos todos esperando como agua de mayo que sean los jueces los que metan el dedo en el ojo y sea inevitable que tengan que ser declarados impuestos unos y otros. Pero hay joder, si los delitos han prescritos. Entonces aseguramos que ya no hay nada de nada. Es tanto como decir que tu puedes matar, pero que si ha prescrito ya no se te puede ni llamar asesino. Jope.

La dosificación de los papeles busca la trampa que de solución. ¡¡Mira que te delato!!; ¡observa qué tengo!; ¡acojónate y ayúdame a partes iguales!

Bien, acostumbrarse a estos dramas políticos es otro drama añadido. Sabemos que Bárcenas ha hablado con varios periodistas de distintos medios. Que todos ellos tienen gotas o chorros de información de primera mano. Que entre ellos solo El Mundo habla y que los demás permanecen callados. Que todavía Bárcenas no ha dicho ante un juez nada que sirva legalmente para acojonar a nadie, que todo son papeles que si los vuelve a negar no valdrían para nada que no fuera para estar convencidos todos pero a la vez para que siguiéramos jugando al avestruz. ¡¡Jope qué tropa tenemos, tíos!!